jueves, 18 de septiembre de 2014

Comprender a McLuhan Después de Internet


“Hombre, él entendió Internet. El fue Internet en la década de 1960. Finalmente, el mundo se ha puesto a su altura”. Robert Logan



A comienzos de la década de 1990, la comunidad sensible de Internet y destacados académicos e investigadores de la comunicación, principalmente de Estados Unidos, Canadá y Europa, advirtieron la necesidad de recuperar las tesis de McLuhan para explicar el formidable desarrollo que había registrado Internet y las comunicaciones digitales, en general. En 1993, por ejemplo, la revista Wired designó a Marshall McLuhan como “santo patrón” del mundo de la tecnología, el arte y la comunicación.

Para la nueva generación de académicos, periodistas y hackers suele calificarse el legado de McLuhan como si se tratara e una herencia religiosa o profética. Paul Levinson comentó: Los esbozos para comprender nuestra era digital estaban en el estante de los libros de McLuhan (Horrocks. 2004, p. 13).

Con notable claridad Marshall McLuhan anticipó el tránsito a la “aldea global”; afirmó que el medio es el mensaje; que las tecnologías admiten ser consideradas como prolongaciones de nuestro cuerpo y nuestros sentidos; que los medios de comunicación admiten ser comprendidos como tecnologías y extensiones de nuestro sistema nervioso central; que es posible distinguir entre medios cálidos y fríos. La definición de los datos que pueden ser transmitidos a través de algún medio, y el grado de participación de las audiencias para “completar” las insuficiencias informativas del medio, son los dos criterios fundamentales que permiten distinguir a los medios fríos de los calientes:

Alta definición es el estado del ser bien abastecido de datos. Visualmente, una fotografía es una alta definición. Una caricatura es una definición baja por la sencilla razón de que proporciona muy poca información visual. El teléfono es un medio frío o un medio de definición baja debido a que se da al oído una cantidad mezquina de información, y el habla es un medio frío de definición baja, debido a que es muy poco lo que se da y mucho lo que el oyente tiene que completar … los medios cálidos son de poca o baja participación, mientras que los medios fríos son de alta participación para que el público los complete ( McLuhan. 1977, p. 47) .

Con el paso de los años, el pensamiento de Marshall McLuhan se ha convertido en columna vertebral de una de las más importantes escuelas de comunicación: la “Media Ecology” (Ecología de los Medios), la cual, de acuerdo con Lance Strate, destacado investigador de la Universidad de Fordham, Nueva York y, actual presidente de la “Media Ecology Association” (MEA), también ha sido designada como “Escuela Norteamericana de Comunicación”, “Escuela de Toronto” o “Mediología” (Strate. 2004, p. 5) 5.

Neil Postman –quien fue destacado catedrático del Departamento de Cultura y Comunicación de la Universidad de Nueva York-, precisamente propuso el nombre de “Media Ecology” para designar a la escuela que recupera las principales tesis de McLuhan, en la cual, además de McLuhan y Postman, convergen pensadores de la talla de Joshua Meyrowitz, Edmund Carpenter, Elizabeth Eisenstein, James Carey, Walter Ong, Lewis Mumford, Harold Innis, James Morrison, Paul Ryan, Paul Levinson, Lance Strate, Eric Havelock, Susan Sontag y, por supuesto, Eric McLuhan -uno de los 6 hijos que procreó Marshall-. De acuerdo con Neil Postman: “la ecología de los medios estudia la forma como los medios de comunicación afectan la percepción humana, la comprensión, los sentimientos y los valores; y como nuestra interacción con los medios facilita o impide nuestras oportunidades de supervivencia” 6.

El retorno a McLuhan necesariamente nos obliga a replantearnos preguntas sobre la relevancia específica de su obra en relación con los actuales sistemas de información. El pensamiento de McLuhan hoy es considerado obligada referencia teórico- conceptual en el estudio de las comunicaciones digitales, el desarrollo de la “teoría de las interfases”, el estudio de Internet –“el medio de comunicación inteligente”- y, por supuesto, en el imaginario posible de la llamada “Sociedad de la Información”. De acuerdo con el destacado investigador estadounidense Steven Johnson, en la actualidad un gran número de nuestras comunicaciones ordinarias las realizamos a través de interfases inteligentes, las cuales desplazamos con nosotros a cualquier parte. Cada nueva tecnología de información transforma la forma como creamos y como nos comunicamos. En La comprensión de los medios como extensiones del hombre es posible ubicar “radicales pronunciamientos” sobre el advenimiento de la era digital. Por ejemplo, en el primer párrafo del libro, McLuhan afirma:

Después de tres mil años de explosión por medio de técnicas fragmentarias y mecánicas, el mundo de Occidente entra en implosión. Durante las eras mecánicas prolongamos nuestros cuerpos en el espacio. Hoy en día, después de más de un siglo de técnica eléctrica, hemos prolongado nuestro propio sistema nervioso central en un alcance total, aboliendo tanto el espacio como el tiempo en cuanto se refiere a nuestro planeta. Estamos acercándonos rápidamente a la fase final de las prolongaciones del hombre, o sea la simulación técnica de la conciencia cuando el desarrollo creador del conocimiento se extienda colectiva y conjuntamente al total de la sociedad humana, del mismo modo en que ya hemos ampliado y prolongado nuestros sentidos y nuestros nervios valiéndonos de los distintos medios” (McLuhan. 1977, p. p 26-27).

Ilustres personalidades de las llamadas “comunidades sensibles de Internet” también reconocen a Marshall McLuhan como uno de los principales visionarios de la Red, y distinguen a La comprensión de los medios como extensiones del hombre, como obra clásica y de obligado culto. Alan Kay, por ejemplo –cuyo talento resultó definitivo para el desarrollo de Apple Computers, que concibió las computadoras Laptop y es considerado supremo arquitecto del lenguaje de programación Smalltalk, desarrollado por miembros del Grupo de Investigación del Aprendizaje (GIA), en el Centro de Investigación de Xerox, en Palo Alto, California; a comienzos de 1970 afirmó que gracias a la influencia de McLuhan, y particularmente a través de la lectura de La comprensión de los medios como extensiones del hombre, fue capaz de comprender a las computadoras como medios (Johnson. 1997, p. 50).

McLuhan consideraba al telégrafo como la “hormona social” que dio inicio a la velocidad instantánea en el movimiento de la información. Los paralelismos que es posible advertir entre la introducción del telégrafo y el advenimiento de Internet resultan sorprendentes. De acuerdo con McLuhan, el telégrafo introdujo la “era de la angustia”: “el hombre había iniciado una exteriorización o prolongación de su sistema nervioso central, que actualmente, con las emisiones vía satélite, se acerca a una prolongación de la conciencia” (McLuhan. 1997, p. 308).

En Business @ the speed of though. Using a digital nervous system , (Los negocios a la velocidad del pensamiento. Utilizando un sistema nervioso digital), Bill Gates recupera la referida metáfora de McLuhan para afirmar que en las organizaciones del nuevo milenio, los sistemas de Intranet, Extranet e Internet representan el “sistema nervioso digital”. Además Gates destaca que si la calidad, la excelencia y la reingeniería fueron los paradigmas de competitividad de las organizaciones durante las décadas de 1970, 1980 y 1990, la velocidad será el paradigma de eficiencia organizacional de las organizaciones del nuevo milenio.

Paul Levinson, quien fue presidente de la Science Fiction Writers of America, miembro de la “Media Ecology Association”, y destacado investigador de la Fordham University, es autor de uno de los principales libros dedicados al estudio de la contribución del pensamiento de Marshall McLuhan al desarrollo de las comunicaciones digitales: Digital McLuhan. A guide to the information millennium. En La comprensión de los medios como extensiones del hombre, McLuhan ya había advertido que el narcisismo juega un papel determinante en la adopción de nuevas tecnologías:

“Fisiológicamente hay abundantes razones para que una prolongación de nosotros mismos nos suma en un estado de embotamiento” (McLuhan, 1977, p. 69). Paul Levinson ha distinguido la presencia de una “brecha digital generacional”. Las ecologías culturales de los claustros de profesores y los estudiantes no solo presentan sensibles diferencias, en algunas ocasiones los ambientes comunicacionales resultan ser incompatibles y hasta excluyentes. Las avanzadas tecnologías de información y comunicaciones forman parte del entorno cotidiano en el cual se desenvuelven nuestros estudiantes. Muchos de los dispositivos que ellos portan consigo son interfases inteligentes. Para ellos, la tecnología representa un principio de actualización y deviene en lógica extensión de la moda –en cambio en no pocas facultades de comunicación y periodismo
de América Latina, para muchos académicos e investigadores de la comunicación, la simple posibilidad de reemplazar la vieja máquina de escribir por una computadora, todavía representa un auténtico choque cultural-.

El repertorio de temas asociados a Internet, cibercultura, comunicaciones digitales, sociedad de la información en los cuales han incursionado investigadores de la “Media Ecology”, partiendo de las tesis de McLuhan, es tan interesante como extenso. Gary Gumpert (Queens College) y Susan Drucker (Hofstra University) estudian el fenómeno del desplazamiento de energía desde la locomoción al ciberespacio; John Phelan (Fordham University) ha centrado su atención en las interfases; James Beniger (University of California at Annenberg) ha emprendido el análisis de la economía política del ciberespacio; Neil Kleinman (University of Baltimore) se ha dedicado a estudiar el futuro de los derechos de propiedad intelectual en la Red; Herbert Zettl (San Francisco State University), y Jay David Bolter (Georgia Institute of Technology) han centrado su atención en la realidad virtual; Mark Giese (The Pennsylvania State University at Hazelton) se ha dedicado a documentar el desarrollo de la Red, desde sus inicios como ARPAnet; Ronald Jacobson (Fordham University) estudia la reconfiguración del sentido de lo público y el acceso a la información a través de Internet; Joseph Barret (The Wall Street Journal) aspectos financieros de la economía digital; Terri Toles Patkin (Eastern Connecticut State University) posibilidades del ciberespacio como escenario de la ecología de la comunicación educativa; Michael Beaubien (editor de Enciclopedy of Molecular Biology and Biomedicine) l a conformación de etnias y organización de grupos humanos en la Red; Sue Barnes (Marymount Manhattan College) temas de ecología y psicología de los cibernautas; Margaret Cassidy (New York University) la fenomenología de la construcción de las “experiencias” en el ciberespacio; Stuart Moulthrop (University of Baltimore) la configuración del tiempo en Internet; Stephanie Gibson (University of Baltimore) las posibilidades pedagógicas del ciberespacio; Paul Lippert (East Stroudsburg University) la representación cinemática del ciberespacio; Judith Yaross Lee (Ohio University) semiótica de los lenguajes y
códigos de las herramientas de comunicaciones de Internet; Philip Thompsen (William Jewell College) modelos de influencia social en la Red; Richard Cutler (Fordham University) tecnologías y desarrollo de relaciones humanas; Mark Lipton (New York University) cibersexo e identidad; Lance Strate (Fordham University) el sentido del cibertiempo; Derrick de Kerchove, director del Programa McLuhan de Cultura y Tecnología, y profesor del Departamento de Francés de la Universidad de Toronto, Canadá, es autor de por lo menos tres libros dedicados a emprender el estudio de fenómenos ciberculturales a través de las tesis de McLuhan.

En los años recientes, un mayor número de académicos e investigadores de la comunicación en Iberoamérica, afortunadamente han reparado en la importancia de conocer y discutir, sin descalificaciones de carácter ideológico, la obra y el pensamiento de Marshall McLuhan. Efectivamente es posible entender a los medios de comunicación como prolongaciones del hombre. Las avanzadas tecnologías de información y comunicaciones nos introducen en la sucesiva conformación de ambientes culturales. Cada nuevo medio de comunicación transforma la forma cómo creamos y nos comunicamos, modificando también al sistema de medios de comunicación que operan en el ambiente cultural vigente. Internet es la perfecta remediación de los medios anteriores.

La séptima sala del “Museo de la Comunicación” del portal Infoamérica [http:// www.infoamerica.org] –el más importante de Iberoamérica en ciencias de la comunicación-, está dedicado al pensamiento de Marshall McLuhan, quizá por considerar su obra como auténtico parteaguas en el desarrollo de las teorías de la comunicación, e inaugurador de una nueva era: la edad de las comunicaciones digitales. La referida sala se encuentra en construcción, consigna la siguiente frase descriptiva: “El proceso de transformación social en un escenario sin fronteras. La sociedad de la información y del conocimiento. La red”. Las teorías necesarias para explicarnos las acciones comunicativas que es posible realizar a través de dispositivos inteligentes también representan un proyecto en construcción. El punto de partida naturalmente es McLuhan, quien falleció en Toronto, Canadá, el 31 de diciembre de 1980.

McLuhan es el mensaje
Por Octavio Islas

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