sábado, 27 de septiembre de 2014

Trabajo Practico sobre Vídeo de Omar Rincon



Trabajo Practico sobre Vídeo de Omar Rincon
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Acá les dejamos el video con el que trabajamos la clase pasada. Vean otra vez la entrevista a Omar Rincón y dejen un comentario con la reflexión en grupo acerca de alguno de los temas de los que habla el autor en el video. Recuerden relacionarlo con lo que vimos durante la clase.
Esperamos los comentarios sobre la Entrevista a Omar Rincon

jueves, 25 de septiembre de 2014

Televisión generalista: una victoria ilegítima

Medios de comunicación generalistas y gran público
Dominique Wolton*



¿La fuerza de la televisión? Su éxito popular. ¿Su debilidad? Su ausencia de legitimidad para las élites culturales. Esto es así desde hace medio siglo, incluso aunque las élites, reivindicando más democracia cultural, nunca se hayan dado cuenta de que la televisión correspondía en parte a este ideal democrático que permite el acceso de una gran cantidad de público a la información, a la cultura o a la diversión.

En realidad, y digan lo que digan las élites, la televisión les ha dado miedo, puesto que han visto en ella, erróneamente, un cortocircuito de los clásicos caminos de la jerarquía cultural que las habría amenazado su posición de élite. Además, en lugar de ver una oportunidad para la cultura de masas, han visto una máquina para influenciar sobre los ánimos y «bajar el nivel cultural», con lo que han retornado de esta manera la vieja obsesión contra la comunicación colectiva. 

Las investigaciones, igual que los hechos, por mucho que hayan querido quitar valor a esta sospecha, no han
conseguido nada. Cincuenta años más tarde, estamos en el mismo punto, el de una victoria ilegítima, en una posición considerable en la historia de la comunicación, sin una verdadera reflexión sobre las modificaciones que han resultado de allí para todos.

El éxito, sin embargo, no ha sido desmentido desde hace medio siglo; primero la aparición del cable y después la de los canales temáticos, no han vuelto a poner en tela de juicio a la economía general de la televisión, que se divide en tres partes desiguales: una mayoría para la televisión generalista, lo demás para los servicios del cable y el multimedia. Pensando en todas las formas, la televisión gusta, ya que ayuda
a millones de personas a vivir, a distraerse y a entender el mundo; pero como ya he explicado a menudo,1 la televisión forma parte tanto de la vida cotidiana, igual que la radio, que no es preciso hablar de ella salvo para quejarse, ya que la paradoja es que nos es indispensable sin que nosotros estemos satisfechos. Todo el mundo se sirve de ella pero nadie está contento. Este doble movimiento, uso y decepción, si cambia la libertad crítica del público, contribuye también a la pérdida de legitimidad de la televisión.

La fuerza de la televisión reside en este uso banal, pero alejado, que constituye el reconocimiento de su papel para descifrar el mundo. Ahora bien, es falso decir que el telespectador se deja engañar por lo que ve; cuando es engañado es porque quiere. Aquí encontramos algo importante pero que no consigue ser entendido: el público está dotado de inteligencia crítica y, aunque otorgue un inmenso éxito a la televisión, sabe guardar las distancias. Mirar no significa obligatoriamente adherirse a lo que se mira. Leemos un periódico, escuchamos la radio, miramos la televisión, pero no pensamos menos por eso. Dicho de otro modo, el persistente éxito popular de los medios de comunicación de masas debería haber hecho muy pronto reflexionar ante la complejidad de la recepción, la inteligencia del público y la imposibilidad de reducir la televisión, del mismo modo que la radio y la prensa escrita, a una manipulación de la conciencia.

Hay un juego silencioso aunque extremadamente activo entre «este reloj inmóvil del tiempo que pasa», utilizado por cada uno de nosotros, a merced del estado de ánimo, de la edad, de la felicidad y del malhumor, y que es uno de los medios de acercarse a la realidad histórica. ¿Qué serían nuestras vidas sin la televisión, o sin la radio y los periódicos, para acceder al mundo y comprenderlo? ¿De qué hablaríamos cada día Es preciso acabar con esta mitología, que ayer era auténtica y hoy ha sido experimentada por los medios de comunicación. Al contrario. El espacio de comunicación, las oportunidades de apertura al mundo y los temas de curiosidad y de comprensión son mucho más amplios actualmente, en la medida del nivel cultural de la población es más elevado.

En resumen, el éxito de la televisión es inmenso, real, duradero, a la altura del desafío de una sociedad abierta, incluso si cada uno de nosotros, día tras día, se queja de la mala calidad de los programas, aunque, de todas formas, los mire. Si la diferencia -entre la oferta y la demanda implícita de programas es cada vez más evidente, lo que explica, en parte, el éxito de los medios de comunicación temáticos, no debemos olvidar tampoco que la dificultad de la televisión es intentar facilitar un acceso a la cultura, aunque continúe siendo una diversión. La televisión es un espectáculo y no puede ser una escuela en imágenes. Sin ellas los usuarios abandonan. La solución, desde siempre, consiste en partir de esta necesidad de distracciones para elevarlas hacia los programas de calidad, y hay mil maneras de aliar espectáculo y cultura, diversión y calidad. Esta evidencia de la comunicación de masas le da fuerza y explica su papel inestimable de vínculo social y de apertura a la cultura contemporánea. Esta banalidad de la televisión es probablemente también un medio para soportar la prueba de la apertura al mundo, extraordinariamente desestabilizante, ya que olvidamos con demasiada frecuencia que esta apertura hace tambalear los reparos, las convicciones y las certezas y ofrece la mayor parte del tiempo el espectáculo de los malhumores de la humanidad. 

La diversión y la heterogeneidad de los programas son, sin duda, uno de los modos de compensar los efectos desestabilizantes de esta apertura al mundi. Por otro lado, la banalidad es también uno de los símbolos de la comunicación de masas. En lugar de ver en ella un descrédito, deberíamos ver, por el contrario, la huella de una inmersión de la televisión en la cultura contemporánea. Es decir, es necesaria toda ausencia de interés teórico sobre la posición de la cultura de masas para ver en la banalidad de la televisión un argumento suplementario de su falta de interés, desde el momento en que se trata exactamente de lo contrario. La banalidad es la condición por la cual la televisión juega este papel de apertura al mundo, tanto por la experiencia personal como por el acceso a la historia.

Por lo demás, no faltan ejemplos, en el pasado más reciente, que ilustren el papel principal de la televisión en algunas situaciones históricas muy tensas. En Rusia, la televisión juega desde 1992, un papel fundamental por la contribución a la nueva política democrática, y permite a millones de ciudadanos acceder libremente a todas las mutaciones del poder político. En Sudáfrica, la fuerte mediatización de la vida pública, y los trabajos retransmitidos de la «comisión verdad, justicia y reconciliación» son una condición vital para la paz civil. En Brasil, la televisión tiene una presencia cotidiana a través del papel que juega Globo, compañía que, a pesar de ser privada, con su poder se ha convertido en una institución directa de la democracia. ¿Y qué decir, por ejemplo, de Italia, donde la operación judicial «Manos limpias» entre 1985 y 1995 encontró en la mediatización el modo de sensibilizar a la población? Los ejemplos podrían multiplicarse. Estamos tan acostumbrados al papel esencial de la televisión en la democracia que olvidamos cómo esta banalidad aparente cumple en realidad una misión esencial. Evidentemente, hay ejemplos contrarios, como el caso Clinton en los Estados Unidos en el otoño de 1998, donde la hipermediatización mostró las confusiones entre política, justicia y medios de comunicación, vida pública y vida privada. Pero se trata de los Estados Unidos, donde la prensa, desde hace más de veinte años, sobrepasa constantemente su papel, haciendo creer al mundo entero que ella es «la vanguardia» de la democracia.

Estas diferencias entre el importante papel que juega la televisión y la conformidad crítica que lo rodea ilustran una vez más la falta de reflexión de las élites sobre la sociedad contemporánea, y muestran cómo sus constantes críticas hacia la sociedad de masas, bajo el abrigo de la lucidez, expresan su conformidad y demuestran su retraso en comprender tres grandes cuestiones de la modernidad: la comunicación, la cantidad y la relación entre esfera pública y esfera privada en una sociedad abierta.

La banalidad y el carácter de insatisfacción de la televisión y, más generalmente, de la cultura de masas no se deben, pues, a nuestra sociedad, sino a su crédito. En primer lugar, porque son el resultado de un inmenso trabajo de emancipación cultural empezada hace un siglo, y luego porque esta banalidad es una de las puertas de entrada esenciales a la comprensión de las contradicciones de la sociedad contemporánea.

En realidad, no son las insuficiencias de la televisión las que plantean más problemas, sino la postura de las élites culturales que, en lugar de ver una de las características esenciales de una sociedad compleja, han intuido la confirmación de todos sus prejuicios hacia la cultura de masas. Esta conformidad crítica conlleva una gran dificultad para comprender el mundo contemporáneo, una buena conciencia y una incapacidad de ver que, en dos generaciones, hemos pasado de dos culturas, la cultura de élite y la cultura popular, a cuatro formas de cultura, la cultura de élite, la mediana, la de masas y la particular. El fracaso no es tanto debido a la imperfección de los medios de comunicación de masas, como a la pereza de nuestras élites para pensar en la democracia de masas, de la que los medios de comunicación son a la vez un símbolo y una de las principales vías de entrada. La paradoja es siempre la misma: no se trata más que de hacer vivir la democracia de masas, presentada como el único sistema político viable, los partidos, los sindicatos y los movimientos de opinión aunque, simultáneamente, critiquemos todas las manifestaciones concretas, entre las que se encuentran los medios de comunicación de masas en primer lugar.

De hecho, estoy sorprendido de que, en veinte años, la curiosidad intelectual hacia estas cuestiones esenciales para el futuro haya aumentado tan poco a pesar de la multiplicación sustancial de las formaciones universitarias y de los trabajos de investigación. A pesar de estos cambios, las élites repiten con una buena conciencia exquisita los mismos estereotipos sobre la televisión que hace treinta años, lanzándose sobre ella, sin más distancia crítica que el ciudadano ordinario del cual pretenden distanciarse. Para un investigador como yo, la televisión presenta dos ventajas: valoriza la lógica de la oferta y destaca las dificultades de la comunicación, a saber, la incomprensible diferencia entre las tres lógicas, la del emisor, la del mensaje y la del receptor.

* En: Wolton, Dominique, Internet, ¿y después?: una teoría crítica de los nuevos medios de comunicación.
Capítulo 2. Barcelona: Gedisa, 1999. pp. 69-91.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

El increíble reality del motochorro

No es casual que la Argentina sea el país donde más se ha desarrollado la teoría de la mediatización. Ya en los años 1980 Eliseo Verón perfiló un camino que sigue generando nuevas investigaciones y... sorpresas en las pantallas. En la Argentina todo, absolutamente todo (no sólo la política), aparece filtrado y modelado por la pequeña pantalla.
Por Carlos Alberto Scolari
‪#‎MediosUNLZ‬



martes, 23 de septiembre de 2014

Construcción de la Opinión Pública

El ejercicio del poder a través de la construcción de la opinión pública



A lo largo de la historia, la comunicación y la información han constituido fuentes fundamentales de poder y contrapoder, de dominación y de cambio social. Esto se debe a que la batalla más importante que hoy se libra en la sociedad es la batalla por la opinión pública. La forma en que la gente piensa determina el destino de las normas y valores sobre los que se construyen las sociedades. Aunque la coerción y el miedo son fuentes decisivas para que los dominantes impongan su voluntad a los dominados, pocos sistemas institucionales pueden durar demasiado si se basan de forma preponderante en una represión aguda. Torturar cuerpos es menos efectivo que modelar mentes.

Si la mayoría de la gente piensa de forma contradictoria respecto a los valores y normas institucionalizados en el estado y consagrados a través de leyes y normas, al final el sistema cambiará, aunque no necesariamente para colmar las esperanzas de los agentes del cambio social. Pero el cambio llegará. Tan sólo tardará un poco y será a costa de sufrimiento, mucho sufrimiento. Como la comunicación, y en especial la comunicación socializada, la que existe en el ámbito público, ofrece el apoyo para la producción social del significado, la batalla de la opinión de las personas se juega en gran parte en los procesos de comunicación. Y esto es aún más aplicable a la sociedad red, que se caracteriza por la omnipresencia de redes de comunicación en un hipertexto multimodal.

En efecto, la actual transformación de la tecnología de la comunicación en la era digital amplía el alcance de los medios de comunicación a todas las esferas de la vida social en una red que es a un tiempo global y local, genérica y personalizada según un patrón siempre cambiante. Como resultado, las relaciones de poder, es decir, las relaciones que constituyen los fundamentos de toda sociedad, además de los procesos que desafían las relaciones de poder institucionalizadas, se determinan y deciden cada vez más en el campo de la comunicación.

Entiendo el poder como la capacidad estructural del actor social para imponer su voluntad sobre otro(s) actor(es) social(es). Todos los sistemas institucionales reflejan relaciones de poder, además de los límites a estas relaciones de poder tal y como han sido negociadas por parte de un proceso histórico de dominación y contra dominación. Así, también analizaré el proceso de formación de un contrapoder, que a mi entender es la capacidad de un actor social de resistirse y desafiar a las relaciones de poder institucionalizadas. Efectivamente, las relaciones de poder son por naturaleza conflictivas, del mismo modo que las sociedades son diversas y contradictorias. Por lo tanto, la relación entre tecnología, comunicación y poder refleja valores e intereses opuestos, y afecta a una pluralidad de actores sociales en conflicto.

Tanto los periódicos todopoderosos como los sujetos de los proyectos del contrapoder funcionan en la actualidad dentro de una nueva estructura tecnológica: y esto tiene consecuencias en las formas, medios y metas de su conflictiva práctica. En este artículo presentaré algunas hipótesis sobre la transformación de esta relación, como un resultado de diversas tendencias que se relacionan entre sí, aunque son independientes:
-el papel predominante de la política mediática y su interacción con la crisis de la legitimidad política en la mayoría de los países del mundo;

-el papel clave de los medios de comunicación segmentados, personalizados en la producción de la cultura;
-el surgimiento de una nueva forma de comunicación relativa a la cultura y la tecnología de la sociedad red, y basada en las redes de comunicación horizontales: lo que yo llamo autocomunicación de masa;
-y los usos tanto de los medios de comunicación de masas unidireccionales como la autocomunicación de masa en la relación entre el poder y el contrapoder, en la política formal, en la política insurgente y en las nuevas manifestaciones de los movimientos sociales.

Hay que entender esta transformación entre comunicación y poder situada en un contexto social caracterizado por varias tendencias importantes:

a) El Estado, tradicionalmente el principal centro de poder, está siendo desafiado en todo el mundo por:
-la globalización que limita su toma de decisiones soberana,
-las presiones del mercado hacia la desregulación que disminuyen su capacidad de intervención, y
-una crisis de la legitimidad política que debilita su influencia sobre sus ciudadanos (Bec, 2006; Castells, 2005, y Held & McGrew, 2007).
b) Las industrias culturales y los medios corporativos se caracterizan al mismo tiempo por la concentración empresarial y la segmentación del mercado, dirigiéndose hacia una competición oligopolista extrema, a una distribución personalizada de mensajes y al establecimiento de redes verticales de la industria multimedia (Crouteau & Hoynes, 2006; Hesmondhalgh, 2007; y Klinenberg, 2007).
c) La oposición mundial entre lo individual y lo comunitario define la cultura de las sociedades al tiempo que la construcción de la identidad funciona con materiales heredados de la historia y la geografía, y de los proyectos de los seres humanos. La cultura de lo comunitario tiene sus raíces en la religión, la nación, la territorialidad, la etnia, el género y el entorno (Castells, 2004; y Ong, 2006). La cultura del individualismo se extiende de formas diferentes: (Barber, en preparación; Touraine, 2006; y Wellman & Haythornwaite, 2002).
- como consumismo dirigido por el mercado,
- como nuevo patrón de sociabilidad basado en el individualismo estructurado en redes, y
- como el deseo de autonomía individual basada en proyectos vitales autodefinidos.

A pesar de esta evolución social compleja y multidimensional, el proceso decisivo que da forma a la sociedad, tanto a nivel individual como colectivo, es la dinámica de las relaciones de poder. Y las relaciones de poder, en nuestro contexto social y tecnológico, dependen en gran medida del proceso de comunicación socializada de formas que no voy a analizar secuencialmente.

Comunicación de masas y política mediática

La política se basa en la comunicación socializada, en la capacidad para influir en la opinión de las personas. El canal de comunicación más importante entre el sistema político y los ciudadanos es el sistema de los medios de comunicación de masas, siendo el primero de ellos la televisión. Hasta hace poco e incluso en la actualidad, los medios constituyen, en gran parte, un sistema articulado en el cual normalmente la prensa escrita produce una información original, la televisión la difunde a un gran público y la radio personaliza la interacción (Bennett, 2003). En nuestra sociedad, la política es básicamente política mediática. El funcionamiento del sistema político se representa para los medios de comunicación con el fin de obtener el apoyo o, al menos, la mínima hostilidad, de los ciudadanos que se convierten en consumidores en el mercado político ( 1).

Esto no significa, naturalmente, que el poder esté en manos de los medios. Los actores políticos ejercen una considerable influencia sobre los medios ( 2). De hecho, el actual ciclo de noticias de 24 horas acrecienta la importancia de los políticos para los medios de comunicación, ya que éstos tienen que nutrirse incesantemente de contenidos.

Ni tampoco el público se limita a seguir lo que le dicen los medios. El concepto de público activo está ya bien establecido en la investigación sobre la comunicación. Y los medios cuentan con sus propios controles internos en términos de su capacidad para influir en el público, puesto que básicamente son una empresa y tienen que ganar audiencia; habitualmente son plurales y competitivos; tienen que mantener su credibilidad frente a sus competidores; y tienen ciertos límites internos para gestionar la información procedente de la profesionalidad de los periodistas ( 3). Por otra parte, hay que recordar el actual aumento del periodismo ideológico militante en todos los países (un buen modelo empresarial realmente en EEUU, por ejemplo, las noticias de la Fox, o en España, El Mundo), además de la autonomía decreciente de los periodistas respecto a sus compañías y el entrelazamiento entre las corporaciones de medios de comunicación y los gobiernos ( 4).

La práctica de lo que Bennet (2003) ha denominado “indexing”, mediante la cual los periodistas y redactores limitan el abanico de opiniones y temas políticos sobre los que informan a los que se expresan dentro de la corriente dominante del sistema político, tiene un peso muy importante en el proceso informativo dirigido por los acontecimientos.

Sin embargo, la cuestión principal no es la modelación de la opinión través de mensajes explícitos en los medios de comunicación, sino la ausencia de un contenido determinado en los medios. Lo que no existe en los medios no existe en la opinión del público, aunque tenga una presencia fragmentada en las opiniones individuales ( 5). Por lo tanto, un mensaje político es necesariamente un mensaje mediático. Y cuando un mensaje relacionado con la política se transmite a través de los medios, tiene que expresarse en el lenguaje específico de los medios. Esto significa, en muchos casos, lenguaje televisivo ( 6). La necesidad de dar un formato al mensaje de acuerdo con una forma mediática tiene considerables repercusiones, como ya ha quedado establecido en la dilatada tradición investigadora sobre la comunicación ( 7). Empíricamente hablando, no es del todo cierto que el medio sea el mensaje, pero desde luego tiene una influencia sustancial en la forma y efecto de éste.

En suma: los medios de comunicación de masas no son los depositarios del poder, pero en conjunto constituyen el espacio en el que se decide el poder. En nuestra sociedad, los políticos dependen de los medios de comunicación. El lenguaje de los medios tiene sus propias reglas. Se construye en gran medida en torno a imágenes, no necesariamente visuales, pero sí imágenes. El mensaje más poderoso es un mensaje sencillo adjunto a una imagen. En política, el mensaje más sencillo es un rostro humano. La política mediática tiende a la personalización de los políticos alrededor de dirigentes que puedan venderse adecuadamente en el mercado político. Esto no debería trivializarse como el color de la corbata o la apariencia de un rostro. Es la encarnación simbólica de un mensaje de confianza en el entorno de una persona, alrededor de su personaje y luego en términos de la proyección de la imagen de ese personaje ( 8).

La importancia de la política de la personalidad tiene relación con la evolución de la política electoral, normalmente determinada por votantes independientes o indecisos que hacen decantar la balanza, en todos los países, entre la derecha o el centro-derecha y el centro-izquierda. De aquí que, aunque existen diferencias sustanciales entre los partidos y los candidatos en la mayoría de los países, los programas y las promesas se confeccionan para adaptarse al centro y a los indecisos, con frecuencia a través de las mismas compañías publicitarias y consultores de marketing político que trabajan en las filas de partidos diferentes en años alternos (Farrell, Kolodny & Medvic, 2001; Jamieson, 1996; y Thurber & Nelson, 2000).

Sin embargo, más decisivos que las técnicas de marketing político y el diseño de los programas políticos son los valores asociados con y en los que se inspiran los diferentes candidatos. Como escribe George Lakoff, «Los temas son reales, como también los hechos en cuestión. Pero los temas también simbolizan los valores y la confianza. Las campañas efectivas tienen que comunicar los valores de los candidatos y utilizar los temas de forma simbólica, como indicadores de sus valores morales y de su honradez» (Lakoff, 2006, pág. 7). Los ciudadanos no leen los programas de los candidatos. Confían en la información de los medios sobre las posturas de los candidatos; y, finalmente, su decisión de voto está en función de la confianza que depositan en un candidato determinado. Por lo tanto, el personaje, tal y como ha quedado

retratado en los medios, pasa a ser esencial; porque los valores –lo que más importa a la mayoría de la gente– están encarnados en la persona de los candidatos. Los políticos son los rostros de las políticas.

Si la credibilidad, la confianza y el personaje se convierten en cuestiones decisivas a la hora de decidir el resultado político, la destrucción de la credibilidad y el asesinato del personaje se convierten en las armas políticas más poderosas. Como todos los partidos recurren a ellas, todos necesitan hacer acopio de munición para la batalla. Como consecuencia, ha proliferado un mercado de intermediarios, que recaban información perjudicial sobre el oponente, manipulando la información o simplemente creando la información con ese fin. Además, la política mediática es cara y los medios legales de financiación de los partidos resultan insuficientes para costear toda la publicidad, los sondeos, las facturas telefónicas, los consultores, etc.

Así, al margen de la moralidad de los políticos individuales, los agentes políticos están en venta para los miembros de los grupos de presión con diferentes grados de moralidad. Esto sucede incluso en los países europeos en los que los recursos financieros de los políticos son públicos y están regulados, ya que los partidos encuentran la forma de soslayar los controles mediante aportaciones de donantes anónimos. Estos fondos se utilizan para formas discretas de campaña electoral, tales como pagar a los informadores y a los productores de la información. 

Así que, la mayoría de las veces, no es difícil encontrar material malicioso y perjudicial para la mayoría de los partidos y candidatos. Teniendo en cuenta que es raro tener una vida personal intachable y dada la tendencia de muchas personas, sobre todo hombres, a la fanfarronería y la indiscreción, los pecados personales y la corrupción política componen un poderoso brebaje de intrigas y cotilleos que se convierte en el pan de cada día de la política mediática. Por lo tanto, la política mediática y la política de la personalidad conducen a la política del escándalo, como ha sido analizada por estudiosos e investigadores, tales como Thompson (2000), Tumber y Waisboard (2004), Esser y Hartung (2004), Liebes y Blum-Kulka (2004), Lawrence y Bennett (2001), y Williams y Delli Carpini (2004), por mencionar a unos cuantos. A la política del escándalo se le atribuye la caída de un gran número de políticos, gobiernos e incluso regímenes de todo el mundo.

Comunicación, poder y contrapoder en la sociedad red 
Los medios y la política
Por Manuel Castells 

lunes, 22 de septiembre de 2014

¿Generación descarte?


Citar a toda una generación es algo complejo de realizar, pero quizás esta resulta ser un grupo reducido si hablamos de las veces en que dejamos de lado a algo o alguien. Utilicemos el nombre “Generación Descarte” para entender cuál es el mecanismo más utilizado hoy en día.

Hay que comenzar hablando de los cambios en los que las personas están siempre inmersos, alguna vez alguien me dijo: “lo único real y permanente es el cambio”. Esta frase un poco engañosa pero real me hizo reflexionar en que las personas siempre nos terminamos acostumbrando a los cambios, salvo algunas excepciones, pero ¿Qué es el descarte? ¿Qué es el cambio?

Podemos citar a la herramienta más utilizada hoy en día “la tecnología”, la cual nos impregna la necesidad para descartar rápidamente si la aplicación o el dispositivo móvil funcionan lento o no esta a la altura de la competencia. Pareciera ser que todo se simplifica, todo es más rápido y nuestro inconsciente termina almacenando ese mecanismo frío en donde si algo no nos sirve termina siendo reemplazado por algo o alguien.

Las redes sociales son una gran escuela postmoderna para ser parte de la “Generación descarte”, nadie es imprescindible y todos somos reemplazados constantemente si no captamos la atención del público que busca interactuar constantemente por medio de publicaciones, mensajes, etc.

Quizás permanecer en el cambio tiene que ver con ir cambiando pero en busca de lo mejor, cambiar por cambiar siempre nos termina haciendo más fríos de lo que somos y eso puede depositarnos en un camino lleno de situaciones complejas.

La pregunta que deberíamos hacernos es, ¿nosotros somos parte de ella? pareciera que somos capaces de cambiar rápidamente a las personas que dejan de interesarnos o a todo aquello que deja de parecernos interesante. La idea original de esta nota es que podamos aclarar nuestra mente a la hora de tomar decisiones para que los cambios sean coherentes respecto a las relaciones laborales, sentimentales y también en nuestra comunicación diaria para con los demás.

Ser parte de la Generación Descarte no es malo, quizás lo malo es perder la sensibilidad frente a situaciones, personas, proyectos y hasta relaciones. Si al menos uno solo logra pararse desde  la visión de la coherencia luego de leer esta nota podre decir que el canal funciona y que el mensaje llego a modificar el pensamiento de alguien.

¡Con mucho orgullo hay que decir no solo somos la Generación Descarte, somos los nuevos agentes de cambio, los nuevos motores de la historia. Bienvenidos a nuestra nueva identidad!

por Sebastian Kreuziger
para Blogueros UNLZ

jueves, 18 de septiembre de 2014

Comprender a McLuhan Después de Internet


“Hombre, él entendió Internet. El fue Internet en la década de 1960. Finalmente, el mundo se ha puesto a su altura”. Robert Logan



A comienzos de la década de 1990, la comunidad sensible de Internet y destacados académicos e investigadores de la comunicación, principalmente de Estados Unidos, Canadá y Europa, advirtieron la necesidad de recuperar las tesis de McLuhan para explicar el formidable desarrollo que había registrado Internet y las comunicaciones digitales, en general. En 1993, por ejemplo, la revista Wired designó a Marshall McLuhan como “santo patrón” del mundo de la tecnología, el arte y la comunicación.

Para la nueva generación de académicos, periodistas y hackers suele calificarse el legado de McLuhan como si se tratara e una herencia religiosa o profética. Paul Levinson comentó: Los esbozos para comprender nuestra era digital estaban en el estante de los libros de McLuhan (Horrocks. 2004, p. 13).

Con notable claridad Marshall McLuhan anticipó el tránsito a la “aldea global”; afirmó que el medio es el mensaje; que las tecnologías admiten ser consideradas como prolongaciones de nuestro cuerpo y nuestros sentidos; que los medios de comunicación admiten ser comprendidos como tecnologías y extensiones de nuestro sistema nervioso central; que es posible distinguir entre medios cálidos y fríos. La definición de los datos que pueden ser transmitidos a través de algún medio, y el grado de participación de las audiencias para “completar” las insuficiencias informativas del medio, son los dos criterios fundamentales que permiten distinguir a los medios fríos de los calientes:

Alta definición es el estado del ser bien abastecido de datos. Visualmente, una fotografía es una alta definición. Una caricatura es una definición baja por la sencilla razón de que proporciona muy poca información visual. El teléfono es un medio frío o un medio de definición baja debido a que se da al oído una cantidad mezquina de información, y el habla es un medio frío de definición baja, debido a que es muy poco lo que se da y mucho lo que el oyente tiene que completar … los medios cálidos son de poca o baja participación, mientras que los medios fríos son de alta participación para que el público los complete ( McLuhan. 1977, p. 47) .

Con el paso de los años, el pensamiento de Marshall McLuhan se ha convertido en columna vertebral de una de las más importantes escuelas de comunicación: la “Media Ecology” (Ecología de los Medios), la cual, de acuerdo con Lance Strate, destacado investigador de la Universidad de Fordham, Nueva York y, actual presidente de la “Media Ecology Association” (MEA), también ha sido designada como “Escuela Norteamericana de Comunicación”, “Escuela de Toronto” o “Mediología” (Strate. 2004, p. 5) 5.

Neil Postman –quien fue destacado catedrático del Departamento de Cultura y Comunicación de la Universidad de Nueva York-, precisamente propuso el nombre de “Media Ecology” para designar a la escuela que recupera las principales tesis de McLuhan, en la cual, además de McLuhan y Postman, convergen pensadores de la talla de Joshua Meyrowitz, Edmund Carpenter, Elizabeth Eisenstein, James Carey, Walter Ong, Lewis Mumford, Harold Innis, James Morrison, Paul Ryan, Paul Levinson, Lance Strate, Eric Havelock, Susan Sontag y, por supuesto, Eric McLuhan -uno de los 6 hijos que procreó Marshall-. De acuerdo con Neil Postman: “la ecología de los medios estudia la forma como los medios de comunicación afectan la percepción humana, la comprensión, los sentimientos y los valores; y como nuestra interacción con los medios facilita o impide nuestras oportunidades de supervivencia” 6.

El retorno a McLuhan necesariamente nos obliga a replantearnos preguntas sobre la relevancia específica de su obra en relación con los actuales sistemas de información. El pensamiento de McLuhan hoy es considerado obligada referencia teórico- conceptual en el estudio de las comunicaciones digitales, el desarrollo de la “teoría de las interfases”, el estudio de Internet –“el medio de comunicación inteligente”- y, por supuesto, en el imaginario posible de la llamada “Sociedad de la Información”. De acuerdo con el destacado investigador estadounidense Steven Johnson, en la actualidad un gran número de nuestras comunicaciones ordinarias las realizamos a través de interfases inteligentes, las cuales desplazamos con nosotros a cualquier parte. Cada nueva tecnología de información transforma la forma como creamos y como nos comunicamos. En La comprensión de los medios como extensiones del hombre es posible ubicar “radicales pronunciamientos” sobre el advenimiento de la era digital. Por ejemplo, en el primer párrafo del libro, McLuhan afirma:

Después de tres mil años de explosión por medio de técnicas fragmentarias y mecánicas, el mundo de Occidente entra en implosión. Durante las eras mecánicas prolongamos nuestros cuerpos en el espacio. Hoy en día, después de más de un siglo de técnica eléctrica, hemos prolongado nuestro propio sistema nervioso central en un alcance total, aboliendo tanto el espacio como el tiempo en cuanto se refiere a nuestro planeta. Estamos acercándonos rápidamente a la fase final de las prolongaciones del hombre, o sea la simulación técnica de la conciencia cuando el desarrollo creador del conocimiento se extienda colectiva y conjuntamente al total de la sociedad humana, del mismo modo en que ya hemos ampliado y prolongado nuestros sentidos y nuestros nervios valiéndonos de los distintos medios” (McLuhan. 1977, p. p 26-27).

Ilustres personalidades de las llamadas “comunidades sensibles de Internet” también reconocen a Marshall McLuhan como uno de los principales visionarios de la Red, y distinguen a La comprensión de los medios como extensiones del hombre, como obra clásica y de obligado culto. Alan Kay, por ejemplo –cuyo talento resultó definitivo para el desarrollo de Apple Computers, que concibió las computadoras Laptop y es considerado supremo arquitecto del lenguaje de programación Smalltalk, desarrollado por miembros del Grupo de Investigación del Aprendizaje (GIA), en el Centro de Investigación de Xerox, en Palo Alto, California; a comienzos de 1970 afirmó que gracias a la influencia de McLuhan, y particularmente a través de la lectura de La comprensión de los medios como extensiones del hombre, fue capaz de comprender a las computadoras como medios (Johnson. 1997, p. 50).

McLuhan consideraba al telégrafo como la “hormona social” que dio inicio a la velocidad instantánea en el movimiento de la información. Los paralelismos que es posible advertir entre la introducción del telégrafo y el advenimiento de Internet resultan sorprendentes. De acuerdo con McLuhan, el telégrafo introdujo la “era de la angustia”: “el hombre había iniciado una exteriorización o prolongación de su sistema nervioso central, que actualmente, con las emisiones vía satélite, se acerca a una prolongación de la conciencia” (McLuhan. 1997, p. 308).

En Business @ the speed of though. Using a digital nervous system , (Los negocios a la velocidad del pensamiento. Utilizando un sistema nervioso digital), Bill Gates recupera la referida metáfora de McLuhan para afirmar que en las organizaciones del nuevo milenio, los sistemas de Intranet, Extranet e Internet representan el “sistema nervioso digital”. Además Gates destaca que si la calidad, la excelencia y la reingeniería fueron los paradigmas de competitividad de las organizaciones durante las décadas de 1970, 1980 y 1990, la velocidad será el paradigma de eficiencia organizacional de las organizaciones del nuevo milenio.

Paul Levinson, quien fue presidente de la Science Fiction Writers of America, miembro de la “Media Ecology Association”, y destacado investigador de la Fordham University, es autor de uno de los principales libros dedicados al estudio de la contribución del pensamiento de Marshall McLuhan al desarrollo de las comunicaciones digitales: Digital McLuhan. A guide to the information millennium. En La comprensión de los medios como extensiones del hombre, McLuhan ya había advertido que el narcisismo juega un papel determinante en la adopción de nuevas tecnologías:

“Fisiológicamente hay abundantes razones para que una prolongación de nosotros mismos nos suma en un estado de embotamiento” (McLuhan, 1977, p. 69). Paul Levinson ha distinguido la presencia de una “brecha digital generacional”. Las ecologías culturales de los claustros de profesores y los estudiantes no solo presentan sensibles diferencias, en algunas ocasiones los ambientes comunicacionales resultan ser incompatibles y hasta excluyentes. Las avanzadas tecnologías de información y comunicaciones forman parte del entorno cotidiano en el cual se desenvuelven nuestros estudiantes. Muchos de los dispositivos que ellos portan consigo son interfases inteligentes. Para ellos, la tecnología representa un principio de actualización y deviene en lógica extensión de la moda –en cambio en no pocas facultades de comunicación y periodismo
de América Latina, para muchos académicos e investigadores de la comunicación, la simple posibilidad de reemplazar la vieja máquina de escribir por una computadora, todavía representa un auténtico choque cultural-.

El repertorio de temas asociados a Internet, cibercultura, comunicaciones digitales, sociedad de la información en los cuales han incursionado investigadores de la “Media Ecology”, partiendo de las tesis de McLuhan, es tan interesante como extenso. Gary Gumpert (Queens College) y Susan Drucker (Hofstra University) estudian el fenómeno del desplazamiento de energía desde la locomoción al ciberespacio; John Phelan (Fordham University) ha centrado su atención en las interfases; James Beniger (University of California at Annenberg) ha emprendido el análisis de la economía política del ciberespacio; Neil Kleinman (University of Baltimore) se ha dedicado a estudiar el futuro de los derechos de propiedad intelectual en la Red; Herbert Zettl (San Francisco State University), y Jay David Bolter (Georgia Institute of Technology) han centrado su atención en la realidad virtual; Mark Giese (The Pennsylvania State University at Hazelton) se ha dedicado a documentar el desarrollo de la Red, desde sus inicios como ARPAnet; Ronald Jacobson (Fordham University) estudia la reconfiguración del sentido de lo público y el acceso a la información a través de Internet; Joseph Barret (The Wall Street Journal) aspectos financieros de la economía digital; Terri Toles Patkin (Eastern Connecticut State University) posibilidades del ciberespacio como escenario de la ecología de la comunicación educativa; Michael Beaubien (editor de Enciclopedy of Molecular Biology and Biomedicine) l a conformación de etnias y organización de grupos humanos en la Red; Sue Barnes (Marymount Manhattan College) temas de ecología y psicología de los cibernautas; Margaret Cassidy (New York University) la fenomenología de la construcción de las “experiencias” en el ciberespacio; Stuart Moulthrop (University of Baltimore) la configuración del tiempo en Internet; Stephanie Gibson (University of Baltimore) las posibilidades pedagógicas del ciberespacio; Paul Lippert (East Stroudsburg University) la representación cinemática del ciberespacio; Judith Yaross Lee (Ohio University) semiótica de los lenguajes y
códigos de las herramientas de comunicaciones de Internet; Philip Thompsen (William Jewell College) modelos de influencia social en la Red; Richard Cutler (Fordham University) tecnologías y desarrollo de relaciones humanas; Mark Lipton (New York University) cibersexo e identidad; Lance Strate (Fordham University) el sentido del cibertiempo; Derrick de Kerchove, director del Programa McLuhan de Cultura y Tecnología, y profesor del Departamento de Francés de la Universidad de Toronto, Canadá, es autor de por lo menos tres libros dedicados a emprender el estudio de fenómenos ciberculturales a través de las tesis de McLuhan.

En los años recientes, un mayor número de académicos e investigadores de la comunicación en Iberoamérica, afortunadamente han reparado en la importancia de conocer y discutir, sin descalificaciones de carácter ideológico, la obra y el pensamiento de Marshall McLuhan. Efectivamente es posible entender a los medios de comunicación como prolongaciones del hombre. Las avanzadas tecnologías de información y comunicaciones nos introducen en la sucesiva conformación de ambientes culturales. Cada nuevo medio de comunicación transforma la forma cómo creamos y nos comunicamos, modificando también al sistema de medios de comunicación que operan en el ambiente cultural vigente. Internet es la perfecta remediación de los medios anteriores.

La séptima sala del “Museo de la Comunicación” del portal Infoamérica [http:// www.infoamerica.org] –el más importante de Iberoamérica en ciencias de la comunicación-, está dedicado al pensamiento de Marshall McLuhan, quizá por considerar su obra como auténtico parteaguas en el desarrollo de las teorías de la comunicación, e inaugurador de una nueva era: la edad de las comunicaciones digitales. La referida sala se encuentra en construcción, consigna la siguiente frase descriptiva: “El proceso de transformación social en un escenario sin fronteras. La sociedad de la información y del conocimiento. La red”. Las teorías necesarias para explicarnos las acciones comunicativas que es posible realizar a través de dispositivos inteligentes también representan un proyecto en construcción. El punto de partida naturalmente es McLuhan, quien falleció en Toronto, Canadá, el 31 de diciembre de 1980.

McLuhan es el mensaje
Por Octavio Islas

¿Que es la Narrativa Transmedia?


¿Has comenzado a leer una historia en un post y la has continuado en un vídeo? ¿Has aportado tu idea para continuar un relato de éxito? Si has respondido de forma afirmativa, has participado (quizás sin saberlo) en una historia basada en narrativa transmedia.
Las empresas deben buscar alternativas para atraer a los usuarios y contar historias de una forma más original. Contar con un buen storytelling es clave, pero también lo es incitar a la audiencia a que participe en la creación de nuestra propia historia. Aquí la narrativa transmedia juega un papel decisivo. Te contamos los motivos…

¿Qué entendemos por narrativa transmedia?

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La narrativa transmedia es una técnica mediante la cual la historia se desarrolla o divide en diferentes plataformas para formar un relato coherente, es decir, podría entenderse como una historia contada en capítulos que se encuentran en diferentes formatos: libro, post, spot, película…

¿Bastaría con contar una historia en un formato y utilizar otros medios para promocionarlo o construir una comunidad? La respuesta es no. El término transmedia no hace referencia al empleo de diversos medios como canales de difusión; se trata de hacer crecer y expandir una historia, sumando las piezas única de la narrativa expresadas en cada medio.
Los usuarios juegan un papel decisivo en el desarrollo del relato. El objetivo de la narrativa transmedia es involucrar a la audiencia, por lo que los consumidores asumen un papel activo en ese proceso de expansión.

Los 8 principios de la narrativa transmedia

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Una vez vista la definición, entraremos en detalle en las características de la narrativa transmedia. Para ello, veremos cuáles son los principios básicos para construir un buen relato y lograr enganchar a la audiencia. Jeff Gómez, experto en esta técnica y director de diversos proyectos transmedia para Coca-Cola o Disney, enumeró las siguiente ocho claves:

  • El contenido es creado por uno o varios visionarios. Una persona o un pequeño equipo son los encargados de crear la visión del proyecto y es responsable de mantener y protegerlo. En caso de ser un grupo, debemos contar con la presencia de un coordinador que unifique las diferentes líneas argumentales que puedan aparecer.
  • Transmedia desde el inicio. El equipo debe pensar en la transmedialidad desde que comienzan a crear la historia y a desarrollar el proyecto. A pesar de que muchas narrativas transmedia surgen tras el éxito inesperado de un determinado producto o bien se forman a partir de la respuesta de los usuarios, debemos tener prefijados los posibles siguientes pasos para crear una experiencia narrativa transmedia satisfactoria.
  • El contenido debe distribuirse al menos en 3 plataformas. Para crear una historia transmedia se necesitan como mínimo tres medios diferentes, que doten al proyecto de más variedad y creatividad.
  • El contenido es original y único para cada plataforma. El relato que contemos debe ser nuevo, original y específico para cada plataforma. Cada medio tiene sus propias características y hay que saber identificar qué funciona en cada uno de ellos. Así, cada plataforma debe ofrecer a los usuarios nuevos elementos de la historia, mejorar la acción o introducir nuevos personajes.
  • El contenido muestra una visión única del mundo narrativo. “Una historia, un mundo, muchas plataformas”. Vinculado con el primer principio, en toda narrativa transmedia contamos con una visión, la cual es compartida a través de diversos medios. El papel del coordinador es esencial para unificar esa visión en el mismo mundo narrativo.
  • Evitar divisiones o incoherencias en el mundo narrativo. Ya hemos visto la importancia de centralizar las distintas percepciones en una única visión. Aunque el coordinador se encarga de ello, debemos prestar atención a comunidades externas como pueden ser los fans; aunque éstos pueden ayudarnos a encontrar alguna contradicción o error en nuestro mundo narrativo debemos ser cuidadosos porque pueden acabar destruyendo o desviando la línea argumental creada.
  • Integrar a todos los actores del proceso. El éxito de una historia transmedia no depende sólo del equipo que desarrolla la idea. En el proceso intervienen otros actores como la producción, el patrocinio o la distribución. Hay que hacer un esfuerzo por unificar todos los actores de forma vertical para que compartan el mismo objetivo y la misma visión.
  • Participación de los usuarios. Este último principio es clave. El rol de la audiencia en la narrativa transmedia es bastante activo, con lo cual debemos incitarles a que participen y darles su propio espacio para que interactúen y puedan aportar comentarios e ideas.
¿Qué relación existe entre la narrativa transmedia y la gamificación?
Es uno de los términos de los que más se habla en la actualidad. La gamificación ha irrumpido con fuerza, no sólo como estrategia de marketing sino como una técnica para aplicar en diversos campos como los recursos humanos, la educación, la salud… La implementación de mecánicas lúdicas en contextos no vinculados al juego conlleva una mayor participación de los usuarios, precisamente uno de los objetivos de la narrativa transmedia. Pero ¿qué tienen en común?
Óscar García Pañella, director del Master en Gamification & Narrativa Transmedia de IEBS, explica en el siguiente vídeo cuáles son los ejes de una estrategia de gamificación. ¡Atento!

Si nos fijamos, se trata de los cuatro aspectos básicos para crear una experiencia memorable:plataformas, estética, una buena historia y toma de decisiones por parte de los usuarios. Así tanto la narrativa transmedia como la gamificación comparten su interés por crear una buena historia, el uso de diversos medios, e impulsar un papel más activo de los usuarios.
Y tú, ¿quieres aprender a aplicar técnicas como éstas en tu negocio? Si quieres llegar a tu público de una forma más original y diferenciarte de la competencia, la gamificación y la narrativa transmedia pueden ayudarte. ¿Cómo? En IEBS te enseñan y aconsejan los mejores expertos en la materia. Descubre más en este enlace. ¡Infórmate!
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miércoles, 17 de septiembre de 2014

MediaMorfosis Transmedia

24 y 25 SEPTIEMBRE de 2014 - DISTRITO AUDIOVISUAL DE BUENOS AIRES
Los medios están en constante cambio por la irrupción de las TIC y con ellos se modifican drásticamente los hábitos de consumo, los contenidos y el negocio.

martes, 16 de septiembre de 2014

¿Sabias que es la convergencia de MEDIOS?


Convergencia cultural y prosumidores

Convergencia cultural: "Proceso de dinámica cultural en el cual dos o más culturas contienen instituciones similares". Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L

Antes de hablar de convergencia cultural es necesario hacer una breve referencia a la ecología de medios. La cual es una corriente de estudios culturales, creada por Mashall McLuhan y su alumno Neil Postman, que indaga acerca del impacto cultural  de las tecnologías y los medios de comunicación en las sociedades. De acuerdo con Postman, la ecología de medios entiende acerca de como los medios de comunicación afectan  la percepción humana, el entendimiento, los sentimientos y los valores y como nuestra interacción con los medios facilita o implide nuestras chances de supervivencia. Así, la palabra ecología está relacionada con el medioambiente, dado que estudia su estructura, contenido e impacto en la gente. 

Según el profesor Henry Jenkins (2008) la "convergencia es el flujo de contenido a través
de múltiples plataformas mediáticas, la cooperación entre múltiples industrias mediáticas y el comportamiento migratorio de las audiencias mediáticas, dispuesta a ir a cualquier parte en busca del tipo deseado de experiencias de entretenimiento". Según el investigador mencionado la convergencia está "... teniendo lugar en los mismos aparatos, en la misma franquicia, en la misma compañía, en el cerebro del consumidor y entre los mismos fans. La convergencia implica un cambio en el modo de producción como en el modo de consumo de los medios". 

Para Islas "... la convergencia cultural ha impuesto profundas transformaciones en las empresas mediáticas, las cuales, para poder subsistir, se han visto en la necesidad de reconsiderar el consumo cultural de los medios. En la convergencia cultural, los destinatarios asumen el papel de «prosumidores activos»". En el texto anterior se rescata el  rol de prosumidor, aquél que fuera propuesto por la década de 1980 por Alvin Tofler.

En esta etapa, donde la convergencia cultural está en pleno desarrollo, el prosumidor es un agente social que propicia la  participación en todos los procesos comunicativos de los medios (a través de sus acciones de interactividad), desde la producción de datos e información, hasta su captura, tratamiento y uso, en múltiples canales.

Islas, haciendo referencia a los prosumidores y su rol en la cultura digital  indica que debemos reconocerlos como "... activos actores comunicativos en el imaginario de la «sociedad de la ubicuidad»". Donde las acciones de comunicación llevan adelante los prosumidores, dan un profundo efecto de la convergencia cultural en las sociedades. Finaliza indicando que "... el papel de los prosumidores sin duda alguna será definitivo en las siguientes remediaciones que experimentarán Internet y el conjunto de nuevos medios digitales".

Es interesante de destacar el concepto de Islas que se refiere al desarollo social, aquel que dice "La cultura de la convergencia cultural posibilita el desarrollo de nuevas formas de inclusión social". Esto sucede debido a que de alguna manera, la vorágine del mundo social y tecnológico en que vivimos genera un estado de abundancia donde hay una especie de "desborde" que hace que las tecnologías de las comunicaciones lleguen (directa e indirectamente) a muchos usuarios de distintos paises y condiciones sociales y de alguna forma mejoren su calidad de vida.

Teoría de Usos y Gratificaciones


La teoría de usos y gratificaciones propone conceptos y con los estudios que se han hecho a través de los años explica el comportamiento de individuos respecto al consumo de medios. Dicha teoría adquiere un carácter individual en la cual se vincula la elección/categorización de medios y fuentes a la necesidad de cubrir desde las más simples hasta las más complejas necesidades.
El consumidor de medios adquiere un mayor enfoque dentro de la teoría en comparación a los mensajes que se proporcionan. El público hace uso de los mensajes y su utilización fungirá como variable importante  en la producción de las gratificaciones, además de buscar y explorar la conducta comunicativa con la experiencia  directa con los medios. Los miembros del público se consideran activos para la interpretación de los mensajes.
Orígenes y desarrollo
Dicho estudio, se remonta a los inicios de la investigación empírica acerca de la comunicación de masas. Propuestas como Herzon con el análisis de programas de preguntas y respuestas al escuchar seriales de radio. Wolfe con el desarrollo del interés de los niños por el comic. Berelson con el análisis de las funciones de la lectura de periódicos. Estas investigaciones tenían en propósito de destacar la individualidad o el movimiento en masas, las estructuras y la utilidad.  Son estudios base que dieron pie a futuras investigaciones y teorías que se enfocaban al vínculo entre esquemas de exposición, además las gratificaciones que se vinculaban directamente con las conductas ante el consumo de medios. Posteriormente se le dio importancia a la relación de la psicología y el contexto social.
Otros ponentes como Wright y Kapper aplicaron paradigmas como Laswell para un análisis más sólido de la conducta sobre los medios masivos. Wright demostró el efecto tanto en entidades micro como macro sociológicas..
Al estudiar el contexto social y psicológico, se genereraron esquemas de la exposición de los medios, y la gratificación de las necesidades.
En la pirámide de Maslow podemos tener un acercamiento psicológico a las necesidades que se buscan satisfacer.
300px-Maslow
Modelos de usos y gratifiaciones
Lundberg/Hulten realizan un modelo de usos y gratificaciones. En el cual plantean 5 caracteristicas brevemente explicadas.
  1. Se concibe al público como activo
  2. El proceso de comunicación masiva, corresponde al miembro del público la iniciativa de vincular la gratificación de la necesidad y la elección de los medios.
  3. Los medios compiten con otras fuentes de satisfacción de necesidades.
  4. Existe conciencia por parte de los usuarios como para poder informar sus intereses y reconocer cuando se ven confrontados.
  5. Los juicios de valor sobre la significación cultural de la comunicación masiva es independiente a las orientaciones del público.
Para saber más de los precedentes a la teoría pueden consultar el siguiente documento ( página 37)
Alguno de los usos que se les da a los medios es para:
Educación/Información, Entretenimiento/Escape, Interacción social, Integración personal.
Alguna de las causas de las gratificaciones se dan por: contenido, situación de exposición (contexto social), los atributos del medio
Aplicaciones
La aplicación a esta teoría es utilizada por los medios tradicionales y los nuevos medios digitales los cuales cuentan con una tecnología más avanzada. El uso de Twitter y Facebook nos dejan ver como se tiene esta personalización de los contenidos en los cuales el consumidor realiza la tarea de seleccionar y adoptar la información de acuerdo a sus objetivos.
Visiten este video del uso de Medios Digitales en México (2010)
http://www.youtube.com/watch?v=Bv60DOf_pQA ¿Qué ha pasado durante estos 4 años? ¿En qué posición se encuentran los medios digitales, los usuarios y la información?
Actualmente vemos que este consumidor se encuentra como sujeto activo al tener una participación decisiva en el proceso de comunicación y producción de mensajes por parte de los medios, vemos que tiene una opinión solida debido a la disponibilidad de información que se encuentra en circulación y a la constante actualización.
Referencias
McQuail, Denis (2010). Mass communication theory: an introduction. London: Sage Publications. pp. 420–430.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Alberto Arébalos pensando en 2022 y la revolución del lápiz


Este video forma parte del proyecto "El Mundo en 2022" creado por Alicia Vidal, autora del blog Sitemarca.com 


Resumen del libro “L@ revolución horizontal” El Poder de la comunicación en manos de la gente. Gonzalo Alonzo y Alberto Arébalos


En los últimos capítulos el libro menciona cómo las redes sociales han cambiado las vidas de muchos de los profesionales, por ejemplo en las relaciones publicas, ellos tuvieron que entrar al mundo de los “peers” para tener un contacto más cercano con las personas, quizás crear un usuario en las redes sociales y así interactuar con el público para hacer  que la  empresa sea más popular.

En los publicistas es mucho más evidente el uso del internet debido a que pueden utilizar las estrategias de marketing para persuadir a una sola masa, en un mismo sitio. Como lo mencionan en el libro: En internet ya no existen las 4P. Porque el “peers” desplaza a todas, ya no existe el marketing tradicional porque en ella es más efectiva la mercadotecnia.

Los periodistas sin duda deben estar atentos a todo lo que pasa a su alrededor, y por supuesto que las redes sociales son esenciales para sobrevivir. Un buen ejemplo es twitter, una red social que prácticamente en ella somos reporteros ciudadanos, porque emitimos una primicia o algo que está pasando incluso con fotografías y testimonios de muchos testigos. Otra herramienta muy útil es el Facebook donde claramente podemos interactuar con miles de personas utilizándolo como estrategia de relaciones públicas o simplemente para vender un producto, estaríamos muy cerca de nuestro público y así podríamos aceptar sugerencias o hacer que nuestro cliente sea parte de nosotros como una empresa.

Ahora, en el libro nos comenta que tenemos que ser muy cuidadosos con lo que se expone en nuestra página de blog o en nuestras redes sociales, porque como empresa tenemos una imagen que valorar, tenemos que ser prudentes a la hora de emitir un comentario o exponer una idea. Para concluir el tema, hemos visto que muchas empresas le han dado mucha importancia al internet porque ya es parte de la rutina de casi toda ésta generación.

Antes quizás no le tomaron importancia debido a que pensaron que sólo era “una moda juvenil” pero los años fueron avanzando tecnológicamente y eso sin duda es a favor de todos los comunicadores. Sólo debemos de saber que todo es para un usuario al cual tenemos que llegar inteligentemente con mucha empatía y así poder llegar a realizar un feedback y tener resultados positivos. ara tener un contacto más cercano a las personas. En los publicistas es mucho más evidente el uso del internet debido a que ahora toda empresa tiene un espacio en ella.
Como lo mencionan en el libro: En internet ya no existen las 4P. Porque el “peers” desplaza a todas, ya no existe el marketing tradicional porque en ella es más efectiva la mercadotecnia.
Los periodistas sin duda deben estar atentos a todo lo que pasa a su alrededor, y por supuesto que las redes sociales son esenciales para sobrevivir. Un buen ejemplo es el twitter que prácticamente en ellos somos periodistas ciudadanos porque emitimos una primicia o algo que está pasando incluso con fotografías y testimonios de muchos testigos. Otra herramienta muy útil es el Facebook donde claramente podemos interactuar con miles de personas, utilizándolo como estrategia de relaciones publicas o simplemente para vender un producto, podríamos utilizarla ya que estaríamos muy cerca de nuestro público y aceptar sugerencias o también hacer que nuestro cliente sea parte de nosotros como empresa.
 Para concluir el tema, hemos visto que muchas empresas le han dado mucha importancia al internet porque ya es parte de la rutina de casi toda esta generación. Antes quizás no le tomaron importancia debido a que pensaron que sólo era “una moda juvenil” pero los años fueron avanzando tecnológicamente y eso sin duda es a favor de todos los comunicadores. Sólo debemos de saber que todo es para un usuario al cual tenemos que llegar inteligentemente con mucha empatía para llegar a realizar un feedback y tener resultados positivos.