jueves, 11 de diciembre de 2014

Termina MEDIOS UNLZ 2014



Se va terminando el cuatrimestre. Mañana tenemos FINALES para ir completando el cuatrimestre. Trabajamos temáticas de medios, transmedia, ley de medios, ecología de medios, comunicación 3.0, y especialmente trabajamos con una cátedra participativa con buena producción.
Esperamos haber aportado con aciertos y errores al desarrollo académico de futuros comunicadores de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, una institución con mucha historia en Comunicación Social en Argentina.

martes, 18 de noviembre de 2014

Ejemplo segundo parcial - 2do cuatrimestre 2014


Síntesis Conceptual: NARRATIVA TRANSMEDIA. Carlos Scolari.


Los humanos siempre contamos historias, nos encanta ver, vivir o escuchar buenos relatos. De esta premisa parte Carlos Scolari[i] para escribir el libro “Narrativa Transmedia[ii].
En esta clase de libro ilustrado, el autor plantea un nuevo concepto que llama las narrativas transmedias,  que tiene dos características centrales: las polifonías hipertextuales que comenzaron a surgir con los nuevos medios de comunicación y la aparición de un nuevo protagonista en la construcción de los relatos que es el prosumidor.
En primer lugar para comenzar a definir  que son las narrativas transmedias hay que tomar a Henry Jenkins, quien define el término por primera vez en el año 2003 en su libro “Convergence Culture[iii]. Aquí el autor subraya  como característica principal que la cantidad de medios que se utiliza es la variable menos importante, lo central es la intertextualidad radical, que conseguir que las diferentes partes estén conectadas entre sí de algún modo.  Esta es una de las primeras características que Scolari toma como central dentro de las narrativas transmedias. El autor hace hincapié en que las historias deben ser contadas a través de múltiples medios desarrollando un mundo narrativo que abarca diferentes lenguajes. Esto significa que una historia debe ser cross-media, este concepto sintetiza que la producción comprende más de un medio y todos se apoyan entre sí, se genera una integración de discursos. Por lo tanto, los contenidos se distribuyen y son accesibles a través de una diversa gama de dispositivos. Un ejemplo de los productos crossmedia son aquellos que nacen en un dispositivo y se extienden a otros como lo es el caso de Harry Potter que nació de una saga de libros[iv], que paso al cine[v], de ahí a parques de diversiones[vi], merchandising[vii] y juegos de video[viii].
Para definir  la segunda característica Scolari toma el concepto de prosumidor del autor Alvin Toffler, quien acuña este término en su renombrada obra “La Tercera Ola”. Aquí  se define a este productor-consumidor, como un individuo el cual yo no solo consume los productos sino que forma parte de la producción de contenidos que amplían la historia multiplicando los escenarios y los significados. Alvin Toffler[ix] explica que este PROSUMIDOR participa en la producción de contenidos en diferentes niveles, desde la ampliación de una historia hasta la creación de nuevos protocolos de programación. En referencia al ejemplo anterior del mundo de Harry Potter el prosumidor participa de múltiples maneras, desde la creación de nuevas historias dentro de la oficial, hasta la instalación del deporte oficial del cuento el Quidditch en la vida real, oficializándose como un deporte entre sus fanáticos[x].
La narrativa transmedia se construye desde el uso de la multiplicidad de plataformas pero no solo alcanza con eso, es necesario el aporte del prosumidor en la construcción de nuevas significaciones que amplíen el relato. Como se dijo al principio, los individuos tenemos un preferencia innata por las historias, nos sentimos más cerca de aquello que se encuadre dentro de un relato que nos identifique y que nos da la posibilidad de adaptarlo y modificarlo. En la actualidad un concepto que hace referencia a esta práctica es el Storytelling[xi], que remonta una práctica tan antigua con el ser humano pero que hoy se resignifica como una estrategia comunicacional y de marketing.


[i] Twitter de Carlos Scolari
[ii] Link para acceder al primer capítulo del libro.
[iii] Link para la compra online del libro Convergence Culture.
[iv] Sitio para acceder a todos los libros de la saga de Harry Potter.
[v] Video en youtube: Harry Potter y la Piedra Filosofal (2001) - Teaser Trailer.
[vi] Video del parque de atracción de Harry Potter en Universal Orlando.
[vii] Página oficial del Merchandising de Harry Potter.
[viii] Video de youtube: Harry Potter Quidditch World Cup XBOX
[ix] Alvin Toffler Explica Qué es un Prosumidor. https://www.youtube.com/watch?v=ZkNJ0jsNU6E
[x] Video Youtube: Del mundo de Harry Potter a la realidad: Perú es potencia mundial en el quidditch

lunes, 10 de noviembre de 2014

Señal de ajuste: fuerte debate por los cambios en las telecomunicaciones


Por Diego Cabot

SI algo faltaba hasta hace 15 días era calma en el mercado de las telecomunicaciones argentinas. 
Una licitación de urgencia, la aparición de nuevos jugadores, una discusión por un pago en dólares, en pesos o en bonos e impugnaciones administrativas. Todo condimentado con la ya añeja pelea entre el Grupo Clarín y el Gobierno y con enormes deficiencias en la prestación de servicios, especialmente, de telefonía celular.
Así estaba la cosa cuando desde la Casa Rosada anunciaron que se enviaba al Congreso un proyecto de ley llamado Argentina digital. Y, entonces, la cosa se puso peor.
El Congreso será caja de resonancia de palabras como convergencia, autoridad de aplicación, triple play, cableoperadores y telefónicas. Una segunda parte de aquella discusión de hace cinco años cuando se aprobó la ley de servicios de comunicación audiovisual o ley de medios.
El negocio y los jugadores de un mercado tan dinámico como el de las telecomunicaciones cambiarán en pocos meses. Argentina digital, la nueva ley de telecomunicaciones, se va a discutir en el mismo momento en que se licitaron las licencias para operar la tecnología 4G, además de un residual del espectro en el que se cursan las comunicaciones de 3G.
Semejante paquete de negocios en un mercado regulado no deja de generar polémica, no sólo entre los privados que se acusan debajo de la mesa de que unos pocos se benefician con la norma, sino respecto del rol que tendrá el Estado. Más aún cuando se conocieron los artículos de la nueva ley y aparecen términos como servicio o interés público. Y claro está, estos inocentes vocablos puestos en una ley que aplicará el kirchnerismo no dejan de despertar urticaria entre las empresas del sector. Eso sí, urticaria silenciosa.
Lo primero que surgió es la licitación para entregar cuatro licencias para operar 4G, además de un cuarto de la licencia de 3G que devolvió Telefónica cuando fusionó a Unifón con Movicom para alumbrar Movistar. En esa millonaria licitación aparecen tres nombres conocidos: Telefónica, Telecom y Claro. Pero habrá uno nuevo: Arlink, una compañía del conglomerado de empresas que comandan Daniel Vila y José Luis Manzano. Los ausentes fueron Cablevisión, que prefirió impugnar el proceso, y Nextel, un viejo luchador que bregó por esta licitación hace años, pero que ahora está en caída.
La licitación de 4G está llena de dudas. El apuro con el que se armó el proceso ha sido criticado por todos los actores. Pese a haber podido abrir el concurso hace años, el Gobierno decidió que todo se condense en pocas semanas para lograr que entren dólares a las maltrechas reservas. Hace 10 días, el Estado entregó los paquetes, uno a cada telefónica y otro a Arlink. Las críticas llovieron desde que se publicaron los pliegos.
Los que están fuera del negocio, con excepción de Vila y Manzano, consideran que no hubo incentivos para el ingreso de los nuevos jugadores. Dicen que las operadoras que ya están en el negocio tienen una distancia tan enorme con los ingresantes que es imposible de achicar. De ahí los interrogantes respecto de qué y cómo hará Arlink para cumplir con las condiciones de inversión que establece el pliego. Si las ganadoras cumplen, deberán entregar 500 millones de dólares por la licencia y desembolsar 1500 millones adicionales para encender la red de 4G. De aquella cuota inicial ya se sabe que el 30% se pagará en Boden 15. Las condiciones establecen que los bonos debían comprarse antes de la licitación y estar en las carteras de los oferentes. Poco se sabe de esa condición.
¿Habrá aportes en dólares contantes y sonantes cuando se entreguen las licencias? Ésa es una pregunta que aún no tiene respuesta. Las tres telefónicas son multinacionales. Vila y Manzano, un grupo nacional, es la gran incógnita. Todo se develará en días, cuando se adjudiquen las licencias.
Además de esa cifra en inversión en red y pago de la licencia, habrá varios millones en publicidad y otro tanto para subsidiar el parque de celulares. Sucede que 95% de los teléfonos encendidos en el país no soportan la red de 4G. Uno o dos modelos -entre ellos, el último iPhone, que no se vende en la Argentina- son los únicos aptos. Los demás seguirán con posteos en 3G. Las operadoras deberán subsidiar una parte del precio, como siempre hicieron con algunos modelos.
"Esta red se debería haber instalado hace años. Entonces los años de amortización de la inversión eran más largos. La amortización es más corta y la amortización tiene que ser más acelerada. Eso significa más costos", dijo un hombre que analizó de cerca los números de la licitación.
"Son alrededor de 2900 millones de dólares de inversión con poca capacidad de monetizar los nuevos servicios", dice otro ejecutivo de una empresa de comunicaciones. Además, se pregunta, ¿están los dólares para importar antenas y equipos como para que entre las cuatro empresas inviertan 3000 o 4000 millones de dólares en la red? Preguntas que aún no tienen respuestas.
Cablevisión, una de las que estaban más interesada en participar de la puja, se quedó al margen. En la empresa del Grupo Clarín adujeron no tener acceso al mercado cambiario como para poner 500 millones de dólares de licencia. El Gobierno contestó que debía ser en moneda extranjera y no en pesos. Y entonces no participaron y decidieron impugnar la licitación. El proceso sigue en sede judicial y terminará en la Justicia.

SOBRE LLOVIDO, MOJADO

Como si no hubiese movimientos, el Gobierno envió sorpresivamente el proyecto de ley Argentina digital, una nueva ley de telecomunicaciones. La norma está barnizada en el objetivo declamado de democratizar el mercado y modernizar la regulación. Allí las primeras dudas: cuál es el propósito escondido de una iniciativa que se monta sobre el andamiaje de la polémica ley de medios.
A decir de Gustavo Fontanals, un politólogo e investigador de la UBA que publicó un artículo en Bastión Digital, el proyecto quiere englobar bajo una misma normativa al vasto campo de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC). Dice que alienta la confluencia de redes de telecomunicaciones fijas, móviles y satelitales para la prestación de servicios de transmisión de voz, audio, video y datos en general.
La ley logró un punto de consenso: la convergencia tecnológica. Raúl Martínez Fazzalari, abogado especialista en derecho de las telecomunicaciones, dice que claramente ésa es la tendencia en el mundo desde hace años. "No hay posibilidades de ir para otro camino", dice.
Algo similar piensa Martín Becerra, investigador del Conicet y profesor de las universidades de Quilmes y de Buenos Aires. "Seguir impidiendo el cruce de telecomunicaciones a audiovisual, y viceversa, es antediluviano", dice desde Bogotá.
Dicho esto, vienen las discordancias. Fontanals considera que Argentina digital replica la principal falencia del marco normativo vigente: "La capacidad discrecional del Poder Ejecutivo sobre la toma de decisiones sectoriales. Excluye a otros canales institucionales".
Martínez Fazzalari y Becerra consideran que la apertura de mercados (como la televisión paga) puede generar competencia desigual entre grandes con chicas. El caso del que todos hablan es Telefónica, ahora habilitada a dar televisión, y su competencia con el cable. Los dueños de las redes se quejan de que la empresa podría dar desde el momento en que se promulgue la ley un servicio satelital similar al de DirectTV que ya presta en Brasil. Cerca de la empresa hacen otra lectura. Dicen que ellos son los entrantes en un mercado que está consolidado y que deberían cablear ciudades y, además, robar clientes a empresas muy establecidas.
Habrá razones de los dos lados; nada que no pueda resolver un Estado regulador. El problema radica en que nadie confía en él.



 

 
El Congreso será caja de resonancia de palabras como convergencia, autoridad de aplicación, triple play, cableoperadores y telefónicas. Una segunda parte de aquella discusión de hace cinco años cuando se aprobó la ley de servicios de comunicación audiovisual o ley de medios.El negocio y los jugadores de un mercado tan dinámico como el de las telecomunicaciones cambiarán en pocos meses. Argentina digital, la nueva ley de telecomunicaciones, se va a discutir en el mismo momento en que se licitaron las licencias para operar la tecnología 4G, además de un residual del espectro en el que se cursan las comunicaciones de 3G.Semejante paquete de negocios en un mercado regulado no deja de generar polémica, no sólo entre los privados que se acusan debajo de la mesa de que unos pocos se benefician con la norma, sino respecto del rol que tendrá el Estado. Más aún cuando se conocieron los artículos de la nueva ley y aparecen términos como servicio o interés público. Y claro está, estos inocentes vocablos puestos en una ley que aplicará el kirchnerismo no dejan de despertar urticaria entre las empresas del sector. Eso sí, urticaria silenciosa.Lo primero que surgió es la licitación para entregar cuatro licencias para operar 4G, además de un cuarto de la licencia de 3G que devolvió Telefónica cuando fusionó a Unifón con Movicom para alumbrar Movistar. En esa millonaria licitación aparecen tres nombres conocidos: Telefónica, Telecom y Claro. Pero habrá uno nuevo: Arlink, una compañía del conglomerado de empresas que comandan Daniel Vila y José Luis Manzano. Los ausentes fueron Cablevisión, que prefirió impugnar el proceso, y Nextel, un viejo luchador que bregó por esta licitación hace años, pero que ahora está en caída.La licitación de 4G está llena de dudas. El apuro con el que se armó el proceso ha sido criticado por todos los actores. Pese a haber podido abrir el concurso hace años, el Gobierno decidió que todo se condense en pocas semanas para lograr que entren dólares a las maltrechas reservas. Hace 10 días, el Estado entregó los paquetes, uno a cada telefónica y otro a Arlink. Las críticas llovieron desde que se publicaron los pliegos

miércoles, 22 de octubre de 2014

La TV paga reclama US$ 2000 millones a los anunciantes


Facundo Sonatti, desde Miami@FacuSonatti

El 56 por ciento de la audiencia de la región corresponde a la televisión paga, pero lograr que los auspiciantes confíen es el principal desafío, según se afirmó en la cumbre de medios, agencias y anunciantes más importante para América latina, que tiene lugar en el mítico resort Fontainebleau, reproducido en la recordada serie Miami Vice, por la cadena NBC, en la década del ’80.
 
En ese marco, Gary McBride, presidente y CEO de LAMAC (Consejo Latinoamericano de Publicidad en Multicanales), repasó los números de una industria que aspira en cinco años captar US$ 2000 millones de los anunciantes en América latina.
 
 

“La televisión paga ya representa el 56 por ciento de la audiencia en la región, pero aún las grandes marcas no arriesgan lo suficiente. No por falta de confianza, sino por falta de educación”, lanzó McBride escoltado en la sala de prensa por los ejecutivos que representan al consejo en Argentina, México y Colombia. En LAMAC aseguran que en sus 12 años de existencia, y financiados por gigantes como Sony y Turner, lograron incrementar diez veces la inversión publicitaria de los anunciantes en televisión paga. Así, pasó de US$ 200 millones a US$ 2000 millones. 

Sin embargo, según las métricas y estadísticas que tienen, esa cifra debería ser exactamente el doble.
 
Para el ejecutivo, la segmentación y calidad de los productos que ofrece la plataforma de televisión paga es totalmente diferente a lo que ofrece la TV abierta. A su vez, advierte que por un coctel psicológico y de métodos de medición, aún las agencias de medios y los anunciantes no arriesgan lo suficiente y prefieren mantener el status quo, volcando toda su pauta a la TV abierta.

Cambios: la televisión abierta y la paga se disputan el mercado de televidentes. 

“Las agencias de medio también deben hacer su aporte, para concientizar e impulsar a los anunciantes a invertir en tv paga”, aportó un ejecutivo regional. McBride, sumó un par de casos de éxito en la región que demuestran que el riesgo genera recompensas. Renault en México, volcó este año toda su inversión publicitaria para televisión en TV paga y como resultado evidencia un crecimiento en sus ventas. 

Por el contrario, industrias como la farmacéutica aún son reaseas a invertir en canales con un target de público más segmentado.
 
Más allá de los números
 
Para Marcelo Batipalla, presidente de LAMAC Argentina, no hay que hablar de costos sino de la eficacia con la que se envía el mensaje. Los anunciantes deben entender que muchos de los consumidores que eligen la TV abierta no sintonizan la TV paga. 

En ese sentido, McBride aporta otras cifras: un cuarto de la población latinoamericana pasa más de tres horas diarias mirando TV paga, sin embargo, aún en el imaginario colectivo no se asocia a la TV paga con masividad.
 
En otro frente, la oferta on demand y plataformas como Netflix aparecen con dos caras de una misma moneda para la industria de la TV paga.

“Pueden ser considerados una amenaza, pero también un aliado”, aseguró el CEO y compartió el ejemplo de Breaking Bad, la exitosa serie donde Walter White, un profesor de química se vuelca a producir drogas.
 
“En la primera temporada emitida por AMC, tenía apenas 1 millón de seguidores. Después de lograr trascendencia en Netflix, multiplicó por cinco sus espectadores en el canal de tv paga”, señaló McBride. A su vez, Batipalla agregó, que este tipo de ofertas no son sustitutivas sino complementarias de la tv paga, por lo cual no pueden verse necesariamente como una amenaza.


    miércoles, 15 de octubre de 2014

    Radio por Internet: el medio que se reconvirtió y ataca de nuevo


    El avance de la tecnología volvió posible el estudio propio. Los emprendedores que ya dicen presente y los números del fenómeno.
    Marilyn Monroe estaba en la tapa de PlayBoy. Adentro estaba totalmente desnuda. “No es cierto que no tuviese nada puesto. Tenía puesta la radio”, admitió Marilyn en 1953. Hoy PlayBoy sigue adelante. Y la radio también, aunque reconvertida. Además de las radios AM y FM, las radios por Internet buscan su lugar y se lanzan a la guerra del micrófono, con estudios profesionales, periodistas, locutores y presencia en redes sociales. Sergio “Topo” Alves da Cruz y Juan Ignacio “Mela” Melitón se conocieron trabajando en distintas radios tradicionales. Kabul, Mega, Metro y Rock & Pop, entre otras, pasaron por sus carreras. Ahora son socios y crearon Radio Led, dedicada exclusivamente a transmitir a través de Internet. “Desde hace un año y medio se está dando vuelta la cuestión y todo el mundo comienza a sumar el hábito de escuchar a través de Internet”, explica Melitón, junto a Alvez da Cruz, en diálogo por Skype conApertura.com.
    Al ataque. Soraiz Camuerga, co fundador de Trend Topic, abocada especialmente a la cultura. Foto: Trend Topic.
    “Hoy en día podés salir con un mic casero de tu casa o llegar a 50 millones de contactos a través de diferentes clases de plataformas, con un sonido profesional”, suma, por su parte, Gonzalo Soraiz Camuerga, Gerente IT de Radio Trend Topic. Junto a Yésica Bernardou crearon el proyecto, que lanzó su programación –con perfil cultural- en marzo. No hay datos oficiales sobre cuántas radios online transmiten desde la Argentina. Sin embargo, el sitio Radio Cut, un emprendimiento argentino que graba toda la programación de las radios dadas de alta en su plataforma, y luego permite la edición de los audios, está operando con 134 radios, de las cuales 12 son radios que transmiten únicamente por Internet. La empresa nació hace un año y ya lleva 250 mil horas de grabación, 19.817 recortes de audios y ya recibió inversiones por entre US$ 30.000 y 35.000, según informaron desde la compañía.
    Mientras tanto, los amantes de la radio apuestan por sus propios proyectos. Radio Trend Topic nació tras una inversión inicial de $ 200 mil y, hasta ahora, cuenta con 13 programas y 1300 horas de programación. “El perfil nuestro está delimitado entre los 28 y 48 años. Aunque nos escucha gente más grande, lo hace porque alguien más joven les explicó cómo poner la radio en el celular o hacerlo desde la computadora”, asegura Soraiz Camuerga.
    Hombres de radio. Alves da Cruz y Melitón, detrás del micrófono de Radio Led. Foto: Radio Led. “Hoy por hoy, las cuestiones de edad las ves en una persona que tiene 25 años, porque es difícil que escuche música o radio por un aparato tradicional. Todo lo escuchás a través de una computadora o un celular”, suma Alves Da Cruz, quien destaca que “las marcas se acercan al formato de radio online, como Coca-Cola” con su propio proyecto, el cual es “un hit de conexiones”. Otras radios web también pelean en este escenario, tal es el caso de Ciclop Radio o Radio LK, nacida en 2008 y que, hoy en día, “reúne a casi 300 jóvenes haciendo sus propias producciones”, según explica la propia empresa. También está el caso de Radio Zónica, que en 2008 ganó el Premio Eter a la creatividad en una radio web y, ahora, fue Declarada de Interés Cultural y Social por la Legislatura Porteña. En todos los casos hay un lugar común: TuneIn, el servicio que permite sintonizar –según datos de la compañía- 100 mil estaciones de radios, más de 4 millones de podcasts en distintas partes del mundo y que cuenta con 50 millones de usuarios. Todo sea porque el mensaje llegue lo más lejos posible.
    El negocio de la radio online “Es un negocio que se sustenta con la venta de espacios y con la publicidad”, acerca Soraiz Camuerga. Y aunque eso mismo hacen muchas radios FM, la calidad del sonido de las radios web busca ser el diferencial. “La gran mayoría que compra espacios en FM lo hace en radios comunitarias -de baja potencia- y donde en definitiva la gente los escucha por Internet porque no los engancha en el dial. Y el streaming para escucharlo online no es bueno, algo que quien compra el espacio lo pone en la balanza”, detalló Alves da Cruz. En ese sentido, Soraiz Camuerga agregó: “Lo que cambia es el soporte y tenés a favor que la calidad es mucho mejor que la de las radios tradicionales, ya que al no ser una señal vía aérea, una vez establecida se escucha con una gran calidad”. En cuanto a los costos, Radio Led vende los espacios por hora semanal o tira diaria. Una hora por semana sale $ 1200 (más IVA por mes); y de lunes a viernes, $ 4200 por mes. El servicio también contempla al operador y el servicio de podcast. Mientras tanto, Trend Topic cobra $ 300 la hora por semana, es decir, unos $ 1200 mensuales si se tuviera un programa de una hora semanal. El otro negocio El negocio de la radio tradicional, mientras tanto, sigue adelante. La radio FM tuvo, en mayo de este año, el 68,7 por ciento de la participación del mercado radial, según datos de Ibope recopilados por la agencia de medios Mindshare Argentina.
    La tendencia se mantuvo en comparación con 2013, cuando el share de la FM fue de 68,8 por ciento, mientras que la AM se llevó el 31,2 por ciento restante. Algunas radios dejaron atrás a sus rivales en la llamada “primera mañana”, que comprende entre las 6 h. y las 9 h. am. Si se compara mayo de 2014 con el mismo período del año pasado, Radio Latina tuvo un crecimiento de 110 por ciento, Mega de 75 por ciento y Aspen del 63 por ciento.
    Joaquín Garau
    jgarau@apertura.com

    sábado, 27 de septiembre de 2014

    Trabajo Practico sobre Vídeo de Omar Rincon



    Trabajo Practico sobre Vídeo de Omar Rincon
    En Facebook y en Twitter 
    Acá les dejamos el video con el que trabajamos la clase pasada. Vean otra vez la entrevista a Omar Rincón y dejen un comentario con la reflexión en grupo acerca de alguno de los temas de los que habla el autor en el video. Recuerden relacionarlo con lo que vimos durante la clase.
    Esperamos los comentarios sobre la Entrevista a Omar Rincon

    jueves, 25 de septiembre de 2014

    Televisión generalista: una victoria ilegítima

    Medios de comunicación generalistas y gran público
    Dominique Wolton*



    ¿La fuerza de la televisión? Su éxito popular. ¿Su debilidad? Su ausencia de legitimidad para las élites culturales. Esto es así desde hace medio siglo, incluso aunque las élites, reivindicando más democracia cultural, nunca se hayan dado cuenta de que la televisión correspondía en parte a este ideal democrático que permite el acceso de una gran cantidad de público a la información, a la cultura o a la diversión.

    En realidad, y digan lo que digan las élites, la televisión les ha dado miedo, puesto que han visto en ella, erróneamente, un cortocircuito de los clásicos caminos de la jerarquía cultural que las habría amenazado su posición de élite. Además, en lugar de ver una oportunidad para la cultura de masas, han visto una máquina para influenciar sobre los ánimos y «bajar el nivel cultural», con lo que han retornado de esta manera la vieja obsesión contra la comunicación colectiva. 

    Las investigaciones, igual que los hechos, por mucho que hayan querido quitar valor a esta sospecha, no han
    conseguido nada. Cincuenta años más tarde, estamos en el mismo punto, el de una victoria ilegítima, en una posición considerable en la historia de la comunicación, sin una verdadera reflexión sobre las modificaciones que han resultado de allí para todos.

    El éxito, sin embargo, no ha sido desmentido desde hace medio siglo; primero la aparición del cable y después la de los canales temáticos, no han vuelto a poner en tela de juicio a la economía general de la televisión, que se divide en tres partes desiguales: una mayoría para la televisión generalista, lo demás para los servicios del cable y el multimedia. Pensando en todas las formas, la televisión gusta, ya que ayuda
    a millones de personas a vivir, a distraerse y a entender el mundo; pero como ya he explicado a menudo,1 la televisión forma parte tanto de la vida cotidiana, igual que la radio, que no es preciso hablar de ella salvo para quejarse, ya que la paradoja es que nos es indispensable sin que nosotros estemos satisfechos. Todo el mundo se sirve de ella pero nadie está contento. Este doble movimiento, uso y decepción, si cambia la libertad crítica del público, contribuye también a la pérdida de legitimidad de la televisión.

    La fuerza de la televisión reside en este uso banal, pero alejado, que constituye el reconocimiento de su papel para descifrar el mundo. Ahora bien, es falso decir que el telespectador se deja engañar por lo que ve; cuando es engañado es porque quiere. Aquí encontramos algo importante pero que no consigue ser entendido: el público está dotado de inteligencia crítica y, aunque otorgue un inmenso éxito a la televisión, sabe guardar las distancias. Mirar no significa obligatoriamente adherirse a lo que se mira. Leemos un periódico, escuchamos la radio, miramos la televisión, pero no pensamos menos por eso. Dicho de otro modo, el persistente éxito popular de los medios de comunicación de masas debería haber hecho muy pronto reflexionar ante la complejidad de la recepción, la inteligencia del público y la imposibilidad de reducir la televisión, del mismo modo que la radio y la prensa escrita, a una manipulación de la conciencia.

    Hay un juego silencioso aunque extremadamente activo entre «este reloj inmóvil del tiempo que pasa», utilizado por cada uno de nosotros, a merced del estado de ánimo, de la edad, de la felicidad y del malhumor, y que es uno de los medios de acercarse a la realidad histórica. ¿Qué serían nuestras vidas sin la televisión, o sin la radio y los periódicos, para acceder al mundo y comprenderlo? ¿De qué hablaríamos cada día Es preciso acabar con esta mitología, que ayer era auténtica y hoy ha sido experimentada por los medios de comunicación. Al contrario. El espacio de comunicación, las oportunidades de apertura al mundo y los temas de curiosidad y de comprensión son mucho más amplios actualmente, en la medida del nivel cultural de la población es más elevado.

    En resumen, el éxito de la televisión es inmenso, real, duradero, a la altura del desafío de una sociedad abierta, incluso si cada uno de nosotros, día tras día, se queja de la mala calidad de los programas, aunque, de todas formas, los mire. Si la diferencia -entre la oferta y la demanda implícita de programas es cada vez más evidente, lo que explica, en parte, el éxito de los medios de comunicación temáticos, no debemos olvidar tampoco que la dificultad de la televisión es intentar facilitar un acceso a la cultura, aunque continúe siendo una diversión. La televisión es un espectáculo y no puede ser una escuela en imágenes. Sin ellas los usuarios abandonan. La solución, desde siempre, consiste en partir de esta necesidad de distracciones para elevarlas hacia los programas de calidad, y hay mil maneras de aliar espectáculo y cultura, diversión y calidad. Esta evidencia de la comunicación de masas le da fuerza y explica su papel inestimable de vínculo social y de apertura a la cultura contemporánea. Esta banalidad de la televisión es probablemente también un medio para soportar la prueba de la apertura al mundo, extraordinariamente desestabilizante, ya que olvidamos con demasiada frecuencia que esta apertura hace tambalear los reparos, las convicciones y las certezas y ofrece la mayor parte del tiempo el espectáculo de los malhumores de la humanidad. 

    La diversión y la heterogeneidad de los programas son, sin duda, uno de los modos de compensar los efectos desestabilizantes de esta apertura al mundi. Por otro lado, la banalidad es también uno de los símbolos de la comunicación de masas. En lugar de ver en ella un descrédito, deberíamos ver, por el contrario, la huella de una inmersión de la televisión en la cultura contemporánea. Es decir, es necesaria toda ausencia de interés teórico sobre la posición de la cultura de masas para ver en la banalidad de la televisión un argumento suplementario de su falta de interés, desde el momento en que se trata exactamente de lo contrario. La banalidad es la condición por la cual la televisión juega este papel de apertura al mundo, tanto por la experiencia personal como por el acceso a la historia.

    Por lo demás, no faltan ejemplos, en el pasado más reciente, que ilustren el papel principal de la televisión en algunas situaciones históricas muy tensas. En Rusia, la televisión juega desde 1992, un papel fundamental por la contribución a la nueva política democrática, y permite a millones de ciudadanos acceder libremente a todas las mutaciones del poder político. En Sudáfrica, la fuerte mediatización de la vida pública, y los trabajos retransmitidos de la «comisión verdad, justicia y reconciliación» son una condición vital para la paz civil. En Brasil, la televisión tiene una presencia cotidiana a través del papel que juega Globo, compañía que, a pesar de ser privada, con su poder se ha convertido en una institución directa de la democracia. ¿Y qué decir, por ejemplo, de Italia, donde la operación judicial «Manos limpias» entre 1985 y 1995 encontró en la mediatización el modo de sensibilizar a la población? Los ejemplos podrían multiplicarse. Estamos tan acostumbrados al papel esencial de la televisión en la democracia que olvidamos cómo esta banalidad aparente cumple en realidad una misión esencial. Evidentemente, hay ejemplos contrarios, como el caso Clinton en los Estados Unidos en el otoño de 1998, donde la hipermediatización mostró las confusiones entre política, justicia y medios de comunicación, vida pública y vida privada. Pero se trata de los Estados Unidos, donde la prensa, desde hace más de veinte años, sobrepasa constantemente su papel, haciendo creer al mundo entero que ella es «la vanguardia» de la democracia.

    Estas diferencias entre el importante papel que juega la televisión y la conformidad crítica que lo rodea ilustran una vez más la falta de reflexión de las élites sobre la sociedad contemporánea, y muestran cómo sus constantes críticas hacia la sociedad de masas, bajo el abrigo de la lucidez, expresan su conformidad y demuestran su retraso en comprender tres grandes cuestiones de la modernidad: la comunicación, la cantidad y la relación entre esfera pública y esfera privada en una sociedad abierta.

    La banalidad y el carácter de insatisfacción de la televisión y, más generalmente, de la cultura de masas no se deben, pues, a nuestra sociedad, sino a su crédito. En primer lugar, porque son el resultado de un inmenso trabajo de emancipación cultural empezada hace un siglo, y luego porque esta banalidad es una de las puertas de entrada esenciales a la comprensión de las contradicciones de la sociedad contemporánea.

    En realidad, no son las insuficiencias de la televisión las que plantean más problemas, sino la postura de las élites culturales que, en lugar de ver una de las características esenciales de una sociedad compleja, han intuido la confirmación de todos sus prejuicios hacia la cultura de masas. Esta conformidad crítica conlleva una gran dificultad para comprender el mundo contemporáneo, una buena conciencia y una incapacidad de ver que, en dos generaciones, hemos pasado de dos culturas, la cultura de élite y la cultura popular, a cuatro formas de cultura, la cultura de élite, la mediana, la de masas y la particular. El fracaso no es tanto debido a la imperfección de los medios de comunicación de masas, como a la pereza de nuestras élites para pensar en la democracia de masas, de la que los medios de comunicación son a la vez un símbolo y una de las principales vías de entrada. La paradoja es siempre la misma: no se trata más que de hacer vivir la democracia de masas, presentada como el único sistema político viable, los partidos, los sindicatos y los movimientos de opinión aunque, simultáneamente, critiquemos todas las manifestaciones concretas, entre las que se encuentran los medios de comunicación de masas en primer lugar.

    De hecho, estoy sorprendido de que, en veinte años, la curiosidad intelectual hacia estas cuestiones esenciales para el futuro haya aumentado tan poco a pesar de la multiplicación sustancial de las formaciones universitarias y de los trabajos de investigación. A pesar de estos cambios, las élites repiten con una buena conciencia exquisita los mismos estereotipos sobre la televisión que hace treinta años, lanzándose sobre ella, sin más distancia crítica que el ciudadano ordinario del cual pretenden distanciarse. Para un investigador como yo, la televisión presenta dos ventajas: valoriza la lógica de la oferta y destaca las dificultades de la comunicación, a saber, la incomprensible diferencia entre las tres lógicas, la del emisor, la del mensaje y la del receptor.

    * En: Wolton, Dominique, Internet, ¿y después?: una teoría crítica de los nuevos medios de comunicación.
    Capítulo 2. Barcelona: Gedisa, 1999. pp. 69-91.

    miércoles, 24 de septiembre de 2014

    El increíble reality del motochorro

    No es casual que la Argentina sea el país donde más se ha desarrollado la teoría de la mediatización. Ya en los años 1980 Eliseo Verón perfiló un camino que sigue generando nuevas investigaciones y... sorpresas en las pantallas. En la Argentina todo, absolutamente todo (no sólo la política), aparece filtrado y modelado por la pequeña pantalla.
    Por Carlos Alberto Scolari
    ‪#‎MediosUNLZ‬



    martes, 23 de septiembre de 2014

    Construcción de la Opinión Pública

    El ejercicio del poder a través de la construcción de la opinión pública



    A lo largo de la historia, la comunicación y la información han constituido fuentes fundamentales de poder y contrapoder, de dominación y de cambio social. Esto se debe a que la batalla más importante que hoy se libra en la sociedad es la batalla por la opinión pública. La forma en que la gente piensa determina el destino de las normas y valores sobre los que se construyen las sociedades. Aunque la coerción y el miedo son fuentes decisivas para que los dominantes impongan su voluntad a los dominados, pocos sistemas institucionales pueden durar demasiado si se basan de forma preponderante en una represión aguda. Torturar cuerpos es menos efectivo que modelar mentes.

    Si la mayoría de la gente piensa de forma contradictoria respecto a los valores y normas institucionalizados en el estado y consagrados a través de leyes y normas, al final el sistema cambiará, aunque no necesariamente para colmar las esperanzas de los agentes del cambio social. Pero el cambio llegará. Tan sólo tardará un poco y será a costa de sufrimiento, mucho sufrimiento. Como la comunicación, y en especial la comunicación socializada, la que existe en el ámbito público, ofrece el apoyo para la producción social del significado, la batalla de la opinión de las personas se juega en gran parte en los procesos de comunicación. Y esto es aún más aplicable a la sociedad red, que se caracteriza por la omnipresencia de redes de comunicación en un hipertexto multimodal.

    En efecto, la actual transformación de la tecnología de la comunicación en la era digital amplía el alcance de los medios de comunicación a todas las esferas de la vida social en una red que es a un tiempo global y local, genérica y personalizada según un patrón siempre cambiante. Como resultado, las relaciones de poder, es decir, las relaciones que constituyen los fundamentos de toda sociedad, además de los procesos que desafían las relaciones de poder institucionalizadas, se determinan y deciden cada vez más en el campo de la comunicación.

    Entiendo el poder como la capacidad estructural del actor social para imponer su voluntad sobre otro(s) actor(es) social(es). Todos los sistemas institucionales reflejan relaciones de poder, además de los límites a estas relaciones de poder tal y como han sido negociadas por parte de un proceso histórico de dominación y contra dominación. Así, también analizaré el proceso de formación de un contrapoder, que a mi entender es la capacidad de un actor social de resistirse y desafiar a las relaciones de poder institucionalizadas. Efectivamente, las relaciones de poder son por naturaleza conflictivas, del mismo modo que las sociedades son diversas y contradictorias. Por lo tanto, la relación entre tecnología, comunicación y poder refleja valores e intereses opuestos, y afecta a una pluralidad de actores sociales en conflicto.

    Tanto los periódicos todopoderosos como los sujetos de los proyectos del contrapoder funcionan en la actualidad dentro de una nueva estructura tecnológica: y esto tiene consecuencias en las formas, medios y metas de su conflictiva práctica. En este artículo presentaré algunas hipótesis sobre la transformación de esta relación, como un resultado de diversas tendencias que se relacionan entre sí, aunque son independientes:
    -el papel predominante de la política mediática y su interacción con la crisis de la legitimidad política en la mayoría de los países del mundo;

    -el papel clave de los medios de comunicación segmentados, personalizados en la producción de la cultura;
    -el surgimiento de una nueva forma de comunicación relativa a la cultura y la tecnología de la sociedad red, y basada en las redes de comunicación horizontales: lo que yo llamo autocomunicación de masa;
    -y los usos tanto de los medios de comunicación de masas unidireccionales como la autocomunicación de masa en la relación entre el poder y el contrapoder, en la política formal, en la política insurgente y en las nuevas manifestaciones de los movimientos sociales.

    Hay que entender esta transformación entre comunicación y poder situada en un contexto social caracterizado por varias tendencias importantes:

    a) El Estado, tradicionalmente el principal centro de poder, está siendo desafiado en todo el mundo por:
    -la globalización que limita su toma de decisiones soberana,
    -las presiones del mercado hacia la desregulación que disminuyen su capacidad de intervención, y
    -una crisis de la legitimidad política que debilita su influencia sobre sus ciudadanos (Bec, 2006; Castells, 2005, y Held & McGrew, 2007).
    b) Las industrias culturales y los medios corporativos se caracterizan al mismo tiempo por la concentración empresarial y la segmentación del mercado, dirigiéndose hacia una competición oligopolista extrema, a una distribución personalizada de mensajes y al establecimiento de redes verticales de la industria multimedia (Crouteau & Hoynes, 2006; Hesmondhalgh, 2007; y Klinenberg, 2007).
    c) La oposición mundial entre lo individual y lo comunitario define la cultura de las sociedades al tiempo que la construcción de la identidad funciona con materiales heredados de la historia y la geografía, y de los proyectos de los seres humanos. La cultura de lo comunitario tiene sus raíces en la religión, la nación, la territorialidad, la etnia, el género y el entorno (Castells, 2004; y Ong, 2006). La cultura del individualismo se extiende de formas diferentes: (Barber, en preparación; Touraine, 2006; y Wellman & Haythornwaite, 2002).
    - como consumismo dirigido por el mercado,
    - como nuevo patrón de sociabilidad basado en el individualismo estructurado en redes, y
    - como el deseo de autonomía individual basada en proyectos vitales autodefinidos.

    A pesar de esta evolución social compleja y multidimensional, el proceso decisivo que da forma a la sociedad, tanto a nivel individual como colectivo, es la dinámica de las relaciones de poder. Y las relaciones de poder, en nuestro contexto social y tecnológico, dependen en gran medida del proceso de comunicación socializada de formas que no voy a analizar secuencialmente.

    Comunicación de masas y política mediática

    La política se basa en la comunicación socializada, en la capacidad para influir en la opinión de las personas. El canal de comunicación más importante entre el sistema político y los ciudadanos es el sistema de los medios de comunicación de masas, siendo el primero de ellos la televisión. Hasta hace poco e incluso en la actualidad, los medios constituyen, en gran parte, un sistema articulado en el cual normalmente la prensa escrita produce una información original, la televisión la difunde a un gran público y la radio personaliza la interacción (Bennett, 2003). En nuestra sociedad, la política es básicamente política mediática. El funcionamiento del sistema político se representa para los medios de comunicación con el fin de obtener el apoyo o, al menos, la mínima hostilidad, de los ciudadanos que se convierten en consumidores en el mercado político ( 1).

    Esto no significa, naturalmente, que el poder esté en manos de los medios. Los actores políticos ejercen una considerable influencia sobre los medios ( 2). De hecho, el actual ciclo de noticias de 24 horas acrecienta la importancia de los políticos para los medios de comunicación, ya que éstos tienen que nutrirse incesantemente de contenidos.

    Ni tampoco el público se limita a seguir lo que le dicen los medios. El concepto de público activo está ya bien establecido en la investigación sobre la comunicación. Y los medios cuentan con sus propios controles internos en términos de su capacidad para influir en el público, puesto que básicamente son una empresa y tienen que ganar audiencia; habitualmente son plurales y competitivos; tienen que mantener su credibilidad frente a sus competidores; y tienen ciertos límites internos para gestionar la información procedente de la profesionalidad de los periodistas ( 3). Por otra parte, hay que recordar el actual aumento del periodismo ideológico militante en todos los países (un buen modelo empresarial realmente en EEUU, por ejemplo, las noticias de la Fox, o en España, El Mundo), además de la autonomía decreciente de los periodistas respecto a sus compañías y el entrelazamiento entre las corporaciones de medios de comunicación y los gobiernos ( 4).

    La práctica de lo que Bennet (2003) ha denominado “indexing”, mediante la cual los periodistas y redactores limitan el abanico de opiniones y temas políticos sobre los que informan a los que se expresan dentro de la corriente dominante del sistema político, tiene un peso muy importante en el proceso informativo dirigido por los acontecimientos.

    Sin embargo, la cuestión principal no es la modelación de la opinión través de mensajes explícitos en los medios de comunicación, sino la ausencia de un contenido determinado en los medios. Lo que no existe en los medios no existe en la opinión del público, aunque tenga una presencia fragmentada en las opiniones individuales ( 5). Por lo tanto, un mensaje político es necesariamente un mensaje mediático. Y cuando un mensaje relacionado con la política se transmite a través de los medios, tiene que expresarse en el lenguaje específico de los medios. Esto significa, en muchos casos, lenguaje televisivo ( 6). La necesidad de dar un formato al mensaje de acuerdo con una forma mediática tiene considerables repercusiones, como ya ha quedado establecido en la dilatada tradición investigadora sobre la comunicación ( 7). Empíricamente hablando, no es del todo cierto que el medio sea el mensaje, pero desde luego tiene una influencia sustancial en la forma y efecto de éste.

    En suma: los medios de comunicación de masas no son los depositarios del poder, pero en conjunto constituyen el espacio en el que se decide el poder. En nuestra sociedad, los políticos dependen de los medios de comunicación. El lenguaje de los medios tiene sus propias reglas. Se construye en gran medida en torno a imágenes, no necesariamente visuales, pero sí imágenes. El mensaje más poderoso es un mensaje sencillo adjunto a una imagen. En política, el mensaje más sencillo es un rostro humano. La política mediática tiende a la personalización de los políticos alrededor de dirigentes que puedan venderse adecuadamente en el mercado político. Esto no debería trivializarse como el color de la corbata o la apariencia de un rostro. Es la encarnación simbólica de un mensaje de confianza en el entorno de una persona, alrededor de su personaje y luego en términos de la proyección de la imagen de ese personaje ( 8).

    La importancia de la política de la personalidad tiene relación con la evolución de la política electoral, normalmente determinada por votantes independientes o indecisos que hacen decantar la balanza, en todos los países, entre la derecha o el centro-derecha y el centro-izquierda. De aquí que, aunque existen diferencias sustanciales entre los partidos y los candidatos en la mayoría de los países, los programas y las promesas se confeccionan para adaptarse al centro y a los indecisos, con frecuencia a través de las mismas compañías publicitarias y consultores de marketing político que trabajan en las filas de partidos diferentes en años alternos (Farrell, Kolodny & Medvic, 2001; Jamieson, 1996; y Thurber & Nelson, 2000).

    Sin embargo, más decisivos que las técnicas de marketing político y el diseño de los programas políticos son los valores asociados con y en los que se inspiran los diferentes candidatos. Como escribe George Lakoff, «Los temas son reales, como también los hechos en cuestión. Pero los temas también simbolizan los valores y la confianza. Las campañas efectivas tienen que comunicar los valores de los candidatos y utilizar los temas de forma simbólica, como indicadores de sus valores morales y de su honradez» (Lakoff, 2006, pág. 7). Los ciudadanos no leen los programas de los candidatos. Confían en la información de los medios sobre las posturas de los candidatos; y, finalmente, su decisión de voto está en función de la confianza que depositan en un candidato determinado. Por lo tanto, el personaje, tal y como ha quedado

    retratado en los medios, pasa a ser esencial; porque los valores –lo que más importa a la mayoría de la gente– están encarnados en la persona de los candidatos. Los políticos son los rostros de las políticas.

    Si la credibilidad, la confianza y el personaje se convierten en cuestiones decisivas a la hora de decidir el resultado político, la destrucción de la credibilidad y el asesinato del personaje se convierten en las armas políticas más poderosas. Como todos los partidos recurren a ellas, todos necesitan hacer acopio de munición para la batalla. Como consecuencia, ha proliferado un mercado de intermediarios, que recaban información perjudicial sobre el oponente, manipulando la información o simplemente creando la información con ese fin. Además, la política mediática es cara y los medios legales de financiación de los partidos resultan insuficientes para costear toda la publicidad, los sondeos, las facturas telefónicas, los consultores, etc.

    Así, al margen de la moralidad de los políticos individuales, los agentes políticos están en venta para los miembros de los grupos de presión con diferentes grados de moralidad. Esto sucede incluso en los países europeos en los que los recursos financieros de los políticos son públicos y están regulados, ya que los partidos encuentran la forma de soslayar los controles mediante aportaciones de donantes anónimos. Estos fondos se utilizan para formas discretas de campaña electoral, tales como pagar a los informadores y a los productores de la información. 

    Así que, la mayoría de las veces, no es difícil encontrar material malicioso y perjudicial para la mayoría de los partidos y candidatos. Teniendo en cuenta que es raro tener una vida personal intachable y dada la tendencia de muchas personas, sobre todo hombres, a la fanfarronería y la indiscreción, los pecados personales y la corrupción política componen un poderoso brebaje de intrigas y cotilleos que se convierte en el pan de cada día de la política mediática. Por lo tanto, la política mediática y la política de la personalidad conducen a la política del escándalo, como ha sido analizada por estudiosos e investigadores, tales como Thompson (2000), Tumber y Waisboard (2004), Esser y Hartung (2004), Liebes y Blum-Kulka (2004), Lawrence y Bennett (2001), y Williams y Delli Carpini (2004), por mencionar a unos cuantos. A la política del escándalo se le atribuye la caída de un gran número de políticos, gobiernos e incluso regímenes de todo el mundo.

    Comunicación, poder y contrapoder en la sociedad red 
    Los medios y la política
    Por Manuel Castells 

    lunes, 22 de septiembre de 2014

    ¿Generación descarte?


    Citar a toda una generación es algo complejo de realizar, pero quizás esta resulta ser un grupo reducido si hablamos de las veces en que dejamos de lado a algo o alguien. Utilicemos el nombre “Generación Descarte” para entender cuál es el mecanismo más utilizado hoy en día.

    Hay que comenzar hablando de los cambios en los que las personas están siempre inmersos, alguna vez alguien me dijo: “lo único real y permanente es el cambio”. Esta frase un poco engañosa pero real me hizo reflexionar en que las personas siempre nos terminamos acostumbrando a los cambios, salvo algunas excepciones, pero ¿Qué es el descarte? ¿Qué es el cambio?

    Podemos citar a la herramienta más utilizada hoy en día “la tecnología”, la cual nos impregna la necesidad para descartar rápidamente si la aplicación o el dispositivo móvil funcionan lento o no esta a la altura de la competencia. Pareciera ser que todo se simplifica, todo es más rápido y nuestro inconsciente termina almacenando ese mecanismo frío en donde si algo no nos sirve termina siendo reemplazado por algo o alguien.

    Las redes sociales son una gran escuela postmoderna para ser parte de la “Generación descarte”, nadie es imprescindible y todos somos reemplazados constantemente si no captamos la atención del público que busca interactuar constantemente por medio de publicaciones, mensajes, etc.

    Quizás permanecer en el cambio tiene que ver con ir cambiando pero en busca de lo mejor, cambiar por cambiar siempre nos termina haciendo más fríos de lo que somos y eso puede depositarnos en un camino lleno de situaciones complejas.

    La pregunta que deberíamos hacernos es, ¿nosotros somos parte de ella? pareciera que somos capaces de cambiar rápidamente a las personas que dejan de interesarnos o a todo aquello que deja de parecernos interesante. La idea original de esta nota es que podamos aclarar nuestra mente a la hora de tomar decisiones para que los cambios sean coherentes respecto a las relaciones laborales, sentimentales y también en nuestra comunicación diaria para con los demás.

    Ser parte de la Generación Descarte no es malo, quizás lo malo es perder la sensibilidad frente a situaciones, personas, proyectos y hasta relaciones. Si al menos uno solo logra pararse desde  la visión de la coherencia luego de leer esta nota podre decir que el canal funciona y que el mensaje llego a modificar el pensamiento de alguien.

    ¡Con mucho orgullo hay que decir no solo somos la Generación Descarte, somos los nuevos agentes de cambio, los nuevos motores de la historia. Bienvenidos a nuestra nueva identidad!

    por Sebastian Kreuziger
    para Blogueros UNLZ